El Vetusta cosechó ayer su primera derrota en casa. Lo hizo ante un Pontevedra que acabó con nueve jugadores y que se hizo acreedor de la victoria ante un filial azul negado de cara al gol que no supo aprovechar la superioridad numérica ante un conjunto gallego que jugó durante más de una hora con uno menos y algo más de diez minutos con dos menos.

El equipo gallego no sabía lo que era ganar lejos de Paxarón. y lo hizo ante un Vetusta impreciso y que cuajó el peor partido de la temporada. Los de Cañedo avisaron con sendos remates peligrosos de Ugarte y Steven hasta que en el minuto 34 llegó la expulsión del exoviedista Nacho López por una peligrosa entrada al brasileño Vanderson.

Con uno menos, el Pontevedra supo capear el temporal, aunque el Vetusta tuvo una ocasión muy clara en el tiempo añadido de la primera parte en un centro de Pierre Cornud, que cabeceó Steven y detuvo el meta visitante. En la segunda parte, el Vetusta protestaría la anulación de un gol a Vanderson que, de cabeza, ganó la acción al portero visitante sin que se pudiese apreciar falta alguna. Emilio Cañedo hizo un cambio, entrando como lateral derecho David Amez en sustitución de Villacañas y pasando Viti al extremo. Roberto Alarcón, que había entrado poco en juego en la primera, se erigió en protagonista en varias acciones, como un centro de Vanderson que remató bien el brasileño.

La ocasión más clara de los locales llegaría a veinte minutos del final en otra jugada de Roberto Alarcón que acabó con un cabezazo de Javi Cueto al que respondió Edu Sousa con un gran despeje a córner. A poco más de un cuarto de hora para el final, el árbitro señaló penalti por una caída de Romay en el área local. El exsportinguista Álvaro Bustos lo transformó de disparo raso engañando a Valens. A poco más de diez minutos del final, el Pontevedra se quedó con nueve jugadores por la expulsión por doble amarilla de Berrocal por cortar la trayectoria del balón con la mano. Ni por esas el Vetusta creó peligro ante un organizado equipo que entrena el exjugador azul Luismi Areda, que se defendió sin agobios ante un equipo local que quería, pero las ideas se difuminaban según se acercaba al área visitante.