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Gimnasia rítmica

Memorias de una pionera

Se cumplen cuarenta años de la llegada a Asturias de la filipina Catherine Xaudaro, introductora de la modalidad en la región

Memorias de una pionera

Pasó de forma inadvertida. Casi sin notarse. Pero hace solo una semana, a la gimnasia rítmica asturiana le vino de pleno la crisis de los 40. El sábado 5 de octubre, el Palacio de los Deportes de Oviedo acogió la cuarta competición del año de esta modalidad deportiva a nivel individual, organizada por la Federación Asturiana. Puntuable para el Campeonato de España, participaron 19 clubes asturianos. Y a casi 500 kilómetros de distancia, en Madrid, Catherine Xaudaro (Filipinas, 1960) sonreía volviendo la vista atrás más de cuarenta años. Recordando todo lo vivido en su día en Asturias.

Y es que la historia de Xaudaro, funcionaria en el Ayuntamiento de Torrelodones, emigrante desde Filipinas a España cuando tenía 11 años gracias a una ley marcial, es singular. Gimnasta con una carrera inabarcable: a bote pronto formó parte de la primera selección española en los 70, también fue entrenadora de la absoluta entre 1994 y 1997 y actualmente es miembro de la junta directiva de la Federación Española. En 1979, con solo 19 años, le encomendaron una difícil tarea: introducir la gimnasia rítmica en Asturias, una disciplina hasta ese momento totalmente desconocida, pelín incluso exótica para el público general.

Lo consiguió. "Silverio Blanco, que era presidente de la Federación Asturiana, vino a Madrid diciendo que quería potenciar la gimnasia rítmica en el Principado. Yo tenía 19 años y era entrenadora del grupo senior de la selección. No me lo pensé y fui a Asturias. Comenzanos con clases en Oviedo, en Gijón... Poco a poco nos expandimos", explica Xaudaro. "Tengo recuerdos maravillosos. Silverio ayudaba mucho y Gijón era un lujo para vivir. Intentábamos que la gente se sumase a la rítmica y organizábamos entrenamientos en el Marítimo de Gijón. La gente se sumaba poco a poco, de La Felguera, de Oviedo... A los seis meses de estar en Asturias logramos juntar cuarenta gimnastas", recuerda orgullosa. "Llegamos a tener gimnastas que luego destacaron en campeonatos nacionales. El recibimiento de los asturianos fue maravillo".

Pero el proceso no fue corto. Xaudaro estuvo viviendo en Asturias tres años con ese propósito. Era una aventura singular que partió desde Madrid, sin ningún atisbo de éxito: "En ningún momento me esperaba que lo consiguiésemos. Yo acudí con todas las ganas del mundo y la experiencia fue sensacional". Lo mismo hizo la gimnasta por otros puntos de España. Nunca se cansó.

Xaudaro fue una especie casi en extinción. Logró vivir 30 años de la gimnasia. En 2003 se replanteó las cosas. "Me dije, con 60 años igual no me da. Así que un buen día me puse a preparar una oposición. Podía haber continuado con la gimnasia". La rítmica fue su vida. El gimnasio, su refugio cuando recién llegada a España desde Filipinas, con su madre y sus dos hermanos, no hablaba castellano en el colegio y había cierto "cachondeíllo". "Estudiaba en el colegio María Virgen. La gimnasia rítmica no existía. Trajeron a una gimnasta búlgara y, poco después, apareció la primera selección española", señala Xaudaro.

Cuarenta años después de la primera experiencia en Asturias de la gimnasia rítmica, gracias a Catherine Xaudaro, la exgimnasta se quita importancia. Se sorprende de que se acuerden de ella. Para ella no tiene mucho valor haber introducido un deporte en una comunidad: "Encima que salgo en el periódico...".

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