Alberto Suárez Laso recuperó ayer parte de su rutina, pero lo hizo en un escenario diferente al que conocía. La pista era la misma, San Lázaro; las condiciones, no. Llegó a las 5 de la tarde, acompañado de su entrenador, Jesús Álvarez Castaño, y solo el conserje les acompañó en la jornada de trabajo. "Una sesión suave: 16 kilómetros", explica Álvarez Castaño tras su primer entrenamiento en instalaciones deportivas de los últimos meses. Sin llegar a la escasa afluencia de San Lázaro, el regreso de la actividad a las instalaciones y clubes deportivos se hizo de forma gradual, limitado a los deportes individuales, y sin las aglomeraciones que se han vivido en otras áreas, como el deporte en la calle.
El caso de Suárez Laso en San Lázaro es muy específico, ya que las instalaciones ofrecen la posibilidad de practicar diferentes disciplinas relacionadas con el atletismo. Pero la falta de un calendario confirmado y la posibilidad de correr en la calle en las horas marcadas le resta afluencia.
En el caso de Suárez Laso, la falta de fechas es el peor enemigo en estos momentos. "La ventaja de Alberto es que como buen maratoniano está muy centrado. Ahora se trata de oxigenar, de mantenernos a un 50% o 60% de lo habitual y esperar por ver fechas de competición", señala el entrenador del medallista paralímpico.
La asistencia sí fue más notable en instalaciones que ofrecen más disciplinas. El Club de Campo La Fresneda, con pistas de tenis y pádel -además de terreno amplio para correr-, es un buen ejemplo. "Hubo mucha gente que vino a correr y pasear por las instalaciones, pero también los que jugaron partidos de tenis y pádel individuales", indica Óscar Espiñeira, director general de Noko, que gestiona el club, quien cifra en el 30% la ocupación de las pistas ayer, aunque "de una forma lineal, sin concentrarse en algunas horas: por ejemplo, a las 10.15 ya teníamos dos pistas de tenis reservadas". Incluso se pudo empezar ayer con las clases particulares de tenis y pádel.
A partir de hoy, se sumarán a la actividad otros centros deportivos. En Gijón, por ejemplo, echan a andar, el Grupo de Cultura Covadonga, el Santa Olaya y el Real Club de Tenis de Gijón. Poco a poco, la actividad deportiva vuelve a coger forma.
