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La vuelta del fútbol cambia las batas por las camisetas

Kevin Díez y Alejandro Zuazua, médicos en Madrid y seguidores del Sporting y del Oviedo: "Casi ni nos acordábamos lo que era"

En la imagen superior, Kevin Díez y Alejandro Zuazua, ayer, en Madrid, delante de la calle Orense, con las camisetas del Sporting y del Oviedo. Abajo, ambos, en la zona de la Torre Picasso. LNE

En pleno Madrid, con vistas a la concurrida calle Orense, muy muy cerca del Paseo de la Castellana, hay un pequeño reducto asturiano lleno de rivalidad futbolera. Es un coqueto piso, en la calle Raimundo Fernández Villaverde, en pleno corazón de la ciudad, al estilo estudiantil, que ahora tiene un andamio en la ventana y que chafa las vistas por completo desde dentro. No les ha importado mucho a sus inquilinos: dos ovetenses, Alejandro Zuazua e Ignacio Blanco y un langreano, Kevin Díez.

Un oviedista, Zuazua, y dos sportinguistas, Blanco y Díez, que empiezan a recordar que era eso del fútbol después de semanas de locura, agobio y tensión. "Casi ni nos acordábamos", coinciden Zuazua y Díez, de paseo por la tarde con las zamarras de sus equipos por Madrid, cerca de la torre Picasso (a Blanco le toca trabajar duro todo el fin de semana, en una de sus guardias). Son jóvenes médicos (otorrino Zuazua, dermatólogo Díez y de digestivo Blanco) residentes de primer año en la capital de España, la zona más afectada por la pandemia, a los que les ha tocado luchar cara a cara con el virus en el Hospital Infanta Leonor de Vallecas.

Ahora, cuando ha pasado la peor parte ("la situación está mejor, pero no podemos bajar la guardia", dicen Zuazua y Díez) ya tienen parte de su mente puesta en la vuelta de la Liga. "A la plantilla del Oviedo solo le pido que se dejen todo en el campo", apunta el oviedista. "A ver si el Sporting consigue sacar partido de esta mala situación y ponerse a tiro de play-off de ascenso: puede que lo consigan", responde el rojiblanco.

Para ellos, héroes ya para la sociedad española y premiados recientemente con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, la "competición", la de verdad, la de salvar vidas, no para casi nunca. "De todo esto aprendes a contextualizar las cosas. Te das cuenta de los frágiles que somos las personas cuando ocurren alarmas como las del coronavirus. Creo que hemos aprendido a optimizar todos los recursos", reflexiona Kevin Díez. Recoge el guante Zuazua: "El ser humano ha demostrado que es capaz de sacar lo peor y lo mejor de uno mismo. La convivencia, en general, es motivo de orgullo para todos los sanitarios, pero está siendo muy triste el interés político: parece que 30.000 muertos es solo una cifra".

Batas y tests a un lado, lo que regresa es la pelota, desaparecida durante todo el confinamiento. "Soy muy, muy del Oviedo pero, si soy sincero, apenas he pensado en el fútbol. No he seguido el día a día, aunque he intentado estar al tanto de las actividades del club en las redes sociales y desde aquí felicito al departamento de comunicación por hacerme más amena la cuarentena", recalca el seguidor azul, abonado. "El fútbol no me preocupaba nada, por lo que estaba viviendo, pero sí que quiero que vuelva. Cuando estaba en Asturias solía ir al El Molinón", recuerda Díez, que en la actualidad ya no es socio del Sporting.

La convivencia entre sanitarios, fieles hinchas de los equipos de máxima rivalidad en Asturias, se hace amena. Aunque ninguno de los dos equipos está para tirar cohetes esta campaña, a Zuazua, por estar en minoría y por tener una peor situación deportiva, le ha tocado tragar: "Esta temporada ha preferido hablar más de batas que de fútbol, pero ojalá esto se resuelva pronto", bromea. Su colega, que ya mira el play-off, le echa un capote, "nos picamos y solemos evitar el tema para no salir muy escaldados, pero queda todo entre amigos". Un asunto delicado y crucial durante la pandemia ha sido el alto nivel de contagio entre sanitarios (más del 20% en España, una cifra superior registrada a la de otros países similares).

Zuazua fue uno de los infectados, aunque pudo volver a su lugar de trabajo una vez que dio negativo. Díez, en cambio, esquivó el virus. Y, mientras muchos sanitarios todavía esperan por hacerse un test, los futbolistas no han tenido ese problema, sometidos a pruebas masivas a instancias de la Liga para garantizar un regreso sin contagios. "Como sanitario, me molesta que a nosotros nos haya costado tantísimo hacernos un test y que, en cambio, a otras personas les haya salido tan fácil. De todos modos, si la Liga consigue esas pruebas y las paga, está en su derecho: un club es un lugar de trabajo y ojalá todas las empresas pudieran disponer de estas pruebas para sus trabajadores", opina Zuazua. "Si las empresas privadas, como los equipos y la Liga, quieren hacer un esfuerzo, me parece estupendo", concluye Díez.

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