El Liberbank Oviedo Baloncesto ha tenido que hacer una revolución que no quería y de la plantilla de la pasada temporada solo le queda un jugador, Oliver Arteaga, el único que ha renovado y un jugador que debe ser fundamental para conseguir el objetivo de la permanencia. La disminución del presupuesto, un 40% inferior al del pasado curso, lastrado también por la incertidumbre con respecto al número de abonados que van a poder hacer esta temporada, en la que seguirán disputando sus partidos en el polideportivo de Pumarín, ha hecho que hayan tenido que desprenderse de jugadores con contrato como Nuutinen o Wright para buscar a otros más baratos.

Esta situación ha obligado al OCB a darle una vuelta a todo. En la primera temporada que juega el equipo en LEB Oro sin Víctor Pérez en la plantilla, va a costar reconocer a un Oviedo Baloncesto que se ha confiado a jóvenes valores procedentes de la NCAA y ha decidido apostar por españoles que esperan poder dar un salto de calidad en el equipo asturiano. En el primero de los casos, los ejemplos más claros son los del base Harald Frey y del escolta Kendal Manuel. El club puso los ojos en varios bases contrastados en la LEB Oro que acabaron en las filas de otros equipo que superaban la oferta azul. Al final vencieron el miedo y decidieron darle los mandos a este joven noruego que ha tenido un gran rendimiento en Estados Unidos. Algo similar sucede con Kendal Manuel, un escolta de una clase excepcional pero que nunca ha jugado de forma profesional.

El caso de los bases es quizá el más sintomático de los apuros económicos por los que atraviesa el equipo de Pumarín. Además de Frey, el OCB cuenta con Micah Speight, un jugador que llega de la segunda categoría del baloncesto universitario estadounidense, y con Pablo Ferreiro, otro joven que el pasado curso no tuvo oportunidades en el Leyma Coruña y que busca dar un paso al frente en Oviedo.

Al final, al OCB le ha venido bien tener paciencia para poder firmar a jugadores cuyo fichaje se ha tenido que cocer a fuego lento, como ha sido el caso de Eddy Norelia, y a otros que han aparecido en el mercado cuando casi todas las plantillas estaban cerradas, como el último en llegar, Elijah Brown. Y es que el que está a punto de acabar puede que haya sido el verano en el que más ha tenido que reflexionar el club para ir encajando las piezas y formar un puzzle con capacidad para competir en Oro.

Un verano que ha dejado también grandes alegrías, como el fichaje de Saúl Blanco, que permite al OCB contar con el mejor jugador asturiano de la historia, que además es de la ciudad. Blanco tendrá que aportar, además de su talento, sus muchos conocimientos a un equipo en el que la juventud y, sobre todo, la inexperiencia pueden ser los mayores defectos. Aún puede que falte un último refuerzo por llegar, pero este revolucionario OCB ya está en marcha.