La recepción, ayer, de la preceptiva autorización del Consejo Superior de Deportes (CSD) para la venta del Real Avilés a la sociedad Dibago, que lidera el empresario gijonés Diego Baeza, ha tenido efectos balsámicos en las relaciones del vendedor (José María Tejero) y el comprador. Tejero mantiene su voluntad de vender el club en los términos del contrato firmado en una notaría gijonesa el pasado 16 de septiembre. Es decir, no entorpecerá el remate de la operación pese a que la misma se planteó con incumplimientos legales que hubieran podido viciarla de nulidad. Baeza no solo mantiene su deseo de tomar el control del Real Avilés, sino que considera que a todos los efectos ya es el dueño del club.

Como adelantó LA NUEVA ESPAÑA en su edición de ayer, el CSD informó favorablemente la venta del Real Avilés al haber comprobado que Dibago no incurre en ninguna de las circunstancias (financieras, económicas legales y de incompatibilidad deportiva) que hubieran podido invalidarla.