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Crisis sanitaria: repercusión en la escuela

“Hay que mantener viva la llama del deporte”

Preocupación en los clubes asturianos por que la prohibición de competir desenganche a los chavales

La olímpica Rocío Ríos, en un entrenamiento en el Grupo Covadonga, con el equipo de hockey al fondo. A la izquierda, una de sus alumnas practica deporte en el centro gijonés. | | Á. GONZÁLEZ

Hay preocupación en el deporte asturiano y, sobre todo, por el que se práctica en edad escolar. Los deportistas asturianos más jóvenes, los menores de 16 años, pueden entrenarse pero no pueden competir. Es la postura que ha adoptado el Principado para ayudar a reducir el riesgo de contagio en la región, que se ha desbocado en las últimas semanas. Esta medida afecta a unos 60.000 chavales asturianos. Y la pregunta que se hace todo el mundo ahora es evidente: ¿El hecho de no competir puede desenganchar del deporte a los más pequeños? ¿Está en riesgo la educación en hábitos de vida saludables? Algunos de los clubes que trabajan con los pequeños en la región, consultados por LA NUEVA ESPAÑA, confiesan su preocupación y los entrenadores buscan reinventarse para seguir realizando su trabajo. Y es que los psicólogos deportivos y los expertos en educación física ponen el foco precisamente en los entrenadores. Los consideran un pilar básico, casi tanto como los padres, para mantener la práctica deportiva. Todos ellos coinciden en un reto: “Hay que mantener viva la llama del deporte”

“Los entrenadores y los progenitores pueden tener una influencia muy significativa para que el hecho de no competir sea negativo o positivo; entrenar a los chicos para colaborar y ser mejores, propiciando la espera e ilusionando con futuras competiciones, puede hacer de ellos personas más maduras y menos impulsivas”, explica la psicóloga deportiva valdesana Elia Frías, que tiene clara la solución: “Deben focalizarse todos los esfuerzos en hacerles disfrutar del camino y no tanto del destino. Lo importante en el deporte es el trayecto y todo lo que se aprende en él. Esta situación puede fomentar valores tan importantes como el trabajo en equipo, la generosidad de grupo y aprender a esperar”, finaliza.

El análisis de los expertos: “El resultado debe ser lo de menos, lo importante es aprender entrenando”

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Javier del Río, profesor en la facultad de formación del Profesorado, con una gran trayectoria, pone sobre la mesa algo no siempre fácil en deporte : “Que el resultado sea lo de menos”. A su juicio, el rendimiento debe ser lo de menos, y más ahora que solo se puede entrenar: “Debemos orientar el deporte para mejorar la salud y hacer de la competición solo una consecuencia, pero siempre secundaria; si ahora, con la cancelación de las competiciones, los chavales se desenganchan es que estamos haciendo algo muy mal. Si eso sucede es que los jóvenes están mal orientados en el deporte”, insiste. Lo importante en el deporte, como sostiene Frías, es “juntarse con un grupo de compañeros, sudar y disfrutar”.

En los clubes deportivos, sin embargo, la preocupación es palpable. El Grupo de Cultura Covadonga, de Gijón, es probablemente el más afectado por la cancelación de competiciones en edad escolar. “De los alrededor de 3.000 deportistas que tenemos federados, el 70% pertenecen a esa franja de edad”, explica Nacho Aybar, director deportivo de la entidad gijonesa, quien reconoce que “se acepta, con cierta resignación y sin dudar de que la salud es y será siempre más importante que cualquier criterio deportivo”.

Y ante los problemas, soluciones. El Grupo Covadonga se anticipó hace semanas a la incertidumbre sobre el inicio de la competición ideando planes alternativos. “El fin del deporte no es la competición, pero la competición sí es su principal aliciente. Hay que mantener viva la llama de la ilusión de los críos y durante los fines de semana proponemos alternativas. Hemos realizado actividades como rutas de senderismo, escalada, montaña o surf. El objetivo es que nadie pierda la ilusión por hacer deporte, aunque la incertidumbre sobre cuándo vamos a poder volver a competir es un problema añadido”, señala Aybar.

El impacto del covid-19 ha pasado factura en el día a día de un club que es también uno de los principales pulmones deportivos de Gijón. “Hay cierto miedo. Hemos notado bajada de alumnos en nuestros cursillos, una de nuestras fuentes de ingresos en un momento en el que los gastos han aumentado. Hay que tener en cuenta aspectos como que hemos tenido que dividir grupos de entrenamiento para cumplir con el protocolo y, en consecuencia, disponer de un mayor número de técnicos para llevar a cabo la misma labor que se hacía antes con el mismo número de personas”, detalla.

Una de las alumnas de Rocío Ríos practica deporte en el centro gijonés.

Una de las alumnas de Rocío Ríos practica deporte en el centro gijonés. Ángel González

En Oviedo sucede algo parecido. Heriberto García, “Caco”, es director deportivo del Unión Financiera Base Oviedo de balonmano y es además el director general del Colegio Loyola, donde también se realiza una intensa actividad deportiva. Su doble ocupación le permite conocer bien todo lo que está sucediendo con los más jóvenes durante esta pandemia. Por eso sabe que la supresión de las competiciones por debajo de juveniles es otro obstáculo a salvar. Un ejemplo de lo que está sucediendo se puede ver en el Base Oviedo donde, contando los colegios, la pasada temporada había 20 equipos. “Entrenarse para no competir es raro, pero por lo menos los chavales pueden salir a hacer algo”, explica Caco, para quien “es importante que la gente haga actividad física, se necesita despejar la cabeza”, añade. Caco considera que la situación depende de las expectativas de cada uno: “Un infantil o un cadete con proyección de futuro lo va a notar; pero hay que establecer la diferencia entre el deporte para tener salud y el deporte de competición. En este último caso no competir le va a perjudicar en su progresión, aunque esperemos que esto no sea para toda la vida y se solucione lo antes posible”. Ellos, mientras tanto, siguen entrenando a los equipos del club para estar preparados cuando las puertas vuelvan a abrirse.

“Nos tenemos que adaptar, sería algo utópico pensar que en las categorías inferiores se iba a poder competir tal y como está la situación ahora”

Fernando García - Coordinador de las categorías inferiores del Liberbank Oviedo Baloncesto

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Fernando García es el coordinador de las categorías inferiores del Liberbank Oviedo Baloncesto y habla de un proceso de adaptación: “Nos tenemos que adaptar, sería algo utópico pensar que en las categorías inferiores se iba a poder competir tal y como está la situación ahora”, señala. Por eso, piensa que lo que tienen por delante es “un reto”. Unas de las apuestas del Oviedo Baloncesto será la de “trabajar de una manera más individualizada, que pueda haber una mejora individual de cada jugador”, señala García. Para ello tienen que “mantenerles motivados”, algo que, reconoce, será “un reto para el entrenador”. Para Fernando García no es momento de pensar en competir: “Lo importante es seguir haciendo deporte porque, con lo que está pasando, la competición pierde sentido. Tenemos que ser conscientes de la situación y mantener el deporte por la salud física y mental que supone para los jóvenes; al final, el deporte te engancha y todo el mundo quiere seguir haciéndolo”, finaliza.

En el Bádminton Oviedo están preocupados, aunque intentan reinventarse: “Sí notamos que el hecho de no competir puede ser un riesgo para los chavales, pero intentamos centrarnos en mejorar en los entrenamientos”. El Oviedo Bádminton, además, vive una curiosa paradoja: sus jugadores menores de 16 años no pueden competir en Asturias, pero sí en el resto de España. De hecho, en noviembre hay programada una prueba nacional sub-16 en Cantabria.

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