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Asturianos en argentina testigos del adiós de Maradona: "Fue leyenda, el país está conmocionado"

“El país está conmocionado”, dicen los nacidos en el Principado residentes en Argentina

Seguidores de Maradona, ayer en La Plata tras conocerse la muerte del exjugador. | Demian Alday

Eran las 12.00 en Argentina cuando el mundo se paró. La alerta saltó a todos los móviles. La vida de Maradona se apagaba. “El país está conmocionado. Diego, con sus errores y aciertos, representa todo para los argentinos. No se va una persona, se va una leyenda, para bien y para mal. El presidente decretó tres días de luto”. Lo dice José Manuel García, gijonés de 78 años residente en Mar de Plata y presidente del Centro Asturiano en esa ciudad. García es uno de los muchos asturianos que hay en Argentina y que hacen de testigos directos para LA NUEVA ESPAÑA. Tres de ellos, en Argentina desde niños, describen el ambiente que se vive en el país del “Pelusa”, que llora por la pérdida del que un día fue su referente en un campo de fútbol. Da la sensación de que Argentina esperaba el fatal desenlace en cualquier momento: tal parece que a sus ciudadanos parece no les hubiese pillado por sorpresa la muerte de Maradona, de 60 años.

Fútbol aparte, en el país de la pelota se hace memoria sobre la mala vida de Diego, que empañó su figura en los últimos tiempos. Porque de lo futbolístico nadie duda. Defienda el color que defienda. “Soy del Sporting y del River Plate, el equipo rival de Boca Juniors. Pero eso nos da igual, Maradona era un ídolo máximo y no importaba la camiseta. Le vi en directo dos veces, una con Boca y otra con la selección argentina, y nunca se me olvidará. Era espectacular. Cuando veíamos a Diego jugar sabíamos que estábamos viendo algo irrepetible. La pena fue todo lo que vino después, porque daba reparo verlo en la actualidad”, dice García.

Antonio Ponga

Antonio Ponga, maliayés en Buenos Aires, pone un ejemplo para explicar qué supone la figura de Maradona para los argentinos. “Diría que Maradona es como los políticos, hay un 50% que lo ama y otro 50% que lo odia. Creo que con el paso de los años y sus errores personales fue perdiendo el amor del pueblo. El argentino no futbolero, que los hay, ya no lo identifica como futbolista, sino como persona, una faceta donde Diego sale perdiendo claramente”, explica Ponga, que está jubilado, tiene 78 años y trabajó toda su vida en el sector del automóvil, en una empresa que ahora dirigen sus hijos. “Como futbolista fue buenísimo, sin duda el mejor, parecido a Messi, pero superior. Pero como persona... Podría haber muerto antes, sus vicios acabaron con él. Es una pena”, recalca Ponga, que es sportinguista y también del River Plate”.

José Fernández

José Fernández es de Rebollar (Degaña) y dirige una residencia de ancianos en Buenos Aires, donde vive. “La ciudad está tranquila dentro de la conmoción. Lo asumimos como una cosa natural y que en cierto modo se veía venir. Han convocado en el Obelisco una marcha en memoria de Diego y todo el mundo piensa ir”, explica Fernández, seguidor a distancia del Oviedo. “Era un buen jugador, pero un tipo muy desordenado. El desorden personal y la droga lo mataron antes de tiempo. ¡No tenía ni sesenta años!”, finaliza Fernández, que concluye la visión asturiana en Argentina de un día para la historia en el que El Pelusa se apagó para siempre.

José Manuel García

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