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Los futbolistas asturianos en los mundiales: del robo ante Mussolini a la despedida pública de Mandela

David Villa, en un partido con España Geoff Burke

El argumento que lleva desde Campanal I a Villa, Mata y Cazorla incluye más decepciones que alegrías en cuanto a la selección española se refiere. Hay anécdotas, derrotas inexplicables y un triunfo de campanillas, el más goloso que se puede lograr en el fútbol. La Asturias futbolística ha estado unida con un fuerte vínculo a la historia de la selección, aunque ahora pasa por momentos de flaqueza. El de Qatar será el segundo Mundial consecutiva sin presencia asturiana, justo después de que los jugadores del Principado participasen en 10 citas seguidas. Campanal I, Quini, Uría, Joaquín, Julio Alberto, Eloy, Ablanedo, Luis Enrique, Abelardo, Juanele, Villa, Mata y Cazorla son los que han defendido el orgullo del Principado en la cita futbolística más importante del planeta.

Campanal I, ante Mussolini

El del 34 era un campeonato que estada destinado a quedarse en suelo italiano, sede del mismo. Nadie protestó por entonces por la elección, pero para Benito Mussolini, el campeonato era una ocasión única para mostrarle al mundo el músculo del fascismo. Pero para ello, Italia debía ganar. En cuartos de final, le tocó contra una España poderosa. Con Zamora de portero, con Lángara de ariete. Empataron a uno, con un tanto polémico de Ferrari y el choque debía repetirse al día siguiente para dilucidar el ganador. Tal fue la dureza italiana que España tuvo que cambiar a siete titulares. A Zamora, le habían roto una costilla.

En el plan B entraba el avilesino Campanal I, un delantero que estaba haciendo historia en el Sevilla. En el choque pasó lo que tenía que pasar: que Meazza marcó y a España le anularon dos goles. Mussolini sonrió desde el palco. Su plan saldría a la perfección con el Mundial que los suyos conquistarían. Ni siquiera le hizo falta al "Duce" la medida de presión empleada 4 años después, antes de la final ante Hungría, cuando le hizo llegar una nota al seleccionador con un escueto: "Ganar o morir".

España jubila a su seleccionador

La simpatía de Naranjito, la mejor mascota nunca creada para una cita mundialista, sirvió para avivar la ilusión que había en España por el campeonato del 82. Pero había algo en el ambiente que decía que la selección nacional no sería la mejor anfitriona. La lista de Santamaría avivó el debate y la polémica se instaló desde que la expedición decidió concentrarse en La Molina, en los Pirineos, con un despliegue colosal del ejército para mantener la seguridad en torno al equipo.

Acudieron dos asturianos. Joaquín fue titular en el primer partido, pero el batacazo ante Honduras (1-1) le hizo salir de los planes. Quini fue entrando poco a poco. La cosa no mejoró demasiado: victoria ante Yugoslavia, sí; pero la derrota ante Irlanda del Norte mandaba a España al grupo de la muerte. Alemania le derrotó y el empate ante Inglaterra dejó a la selección fuera de una cita que había preparado con mimo. Una decepción mayúscula. Tanto, que el entrenador, José Emilio Santamaría, nunca más volvió a dirigir a un equipo.

La maldición de Eloy Olaya

La carrera, briosa, parecía preceder a un disparo certero, sin dudas, pero aquel penalti lanzado por Eloy llevaba todo el peso de la maldición de España en los Mundiales. Eran los cuartos de final de México 86, el campeonato que expropiaría Maradona para su museo particular, y los españoles emergían como una seria amenaza por la parte del cuadro argentina. Pero tenían que ganar a Bélgica.

Hasta Maradona confesó después que la albiceleste empujaba a los belgas; los 4 goles de Butragueño en octavos (1-5 a Dinamarca) les hacía dudar. El España-Bélgica se fue a los penaltis tras un 1-1 atropellado, sin rastros del Buitre. A Eloy, el gijonés, le tocó lanzar el segundo penalti y convertirse, automáticamente, en el único error de aquella tanda. Un fallo que marcó su carrera.

La hamburguesa de Juanele

En la lista de 13 nombres de la agenda mundialista asturiana, hay un par de ellos con asterisco. Uno, el de Ablanedo: estuvo en México 86 y en Italia 90 y no disfrutó de ningún minutos, siempre a la sombra a la Zubizarreta, titular indiscutible.

El oro nombre generó más polémica. A Juan Castaño Quirós, Juanele, la llamada para el Mundial de Estados Unidos, en el 94, le coincidió tras su última campaña en el Sporting. A sus 23 años, llegaba a la cita con ilusión por participar en un equipo rodado y que llevaba el sello de su seleccionador, Javier Clemente. Pero el Pichón de Roces no disfrutó de ningún minuto.

Su carácter indomable hizo nacer la leyenda urbana (o no) de que había sido sorprendido en plena concentración de fiesta. Veinte años después de aquello, sería el gijonés el que mostrara su versión de lo sucedido en su cuenta de Twitter: "Un día en el hotel de concentración fui a por unas patatas y unas hamburguesas y Clemente me pilló . No eran solo para mí". El propio seleccionador intervino en la explicación del asturiano: "Te estás inventando todo. Estás haciendo una película".

Mauro Tassotti y el antepasado del VAR

Hubo un día, verano del 94, en la que toda España lloró desconsolada junto a Luis Enrique. Se jugaban los cuartos de final del Mundial americano y la selección de Clemente quería rebasar la temida barrera de los cuartos de final. Enfrente un hueso, Italia. Tras un choque convincente, el talentoso Roberto Baggio batió a Zubizarreta y ponía en ventaja a los suyos, 2-1. Casi al final, un centro sobrevoló el área de los "azzurri" y Luis Enrique se lanzó a por remate. En su carrera, el rudo defensa Mauro Tasotti le frenó con un codazo alevoso en su rostro. El gijonés, con el tabique partido, con la camiseta manchada por la sangre, pidió justicia al colegiado con el llanto del que clama por justicia. Pero esta llegó tarde. Por primera vez en la historia de los mundiales, la FIFA usó el video (los antepasados del VAR) para sancionar al zaguero: 7 partidos sin jugar.

La última de Mandela

El Mundial de 2010 fue diferente. El primero en suelo africano. El que encumbró a España como la mejor de todas. En lo de la sede, tuvo que ver Nelson Mandela. En lo del campeón, dos asturianos: Villa, decisivo, y Mata, con un papel más residual. Todos los agentes coincidieron en el Soccer City de Johannesburgo, el 11 de julio de 2010, cuando España derrotó a Países Bajos (1-0) y logró por única vez en su historia, el cetro mundial.

En las horas previas a la disputa del último partido, hizo su última aparición pública Nelson Mandela, camino por entonces de los 92 años y aquejado de una enfermedad. Mandela hizo el esfuerzo y aquella aparición va ligada al éxito futbolístico más grande la historia del fútbol nacional. El líder sudafricano moriría apenas tres años después.

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