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El día después de la victoria de Pablo Carreño: hablan los amantes del tenis en Oviedo, Gijón y Avilés

Los usuarios de los clubes de tenis de Gijón, Oviedo y Avilés destacan el papel realizado por el deportista en Japón: “Tiene mucho mérito”

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El día después de la victoria de Carreño: Grupo Covadonga, en el Santa Olaya y en el club de Tenis de Gijón Ángel González

Así se vivió en Oviedo: "Rivalidad sana" y una medalla que creará "afición"

Un día después de la flamante medalla de Pablo Carreño, Alfredo Martínez y Fernando Arias peloteaban ayer en el Real Club de Tenis de Oviedo. Para ellos, “el mono” tenístico se mantiene intacto desde que tenían 18 años. “Más que por Pablo Carreño, nosotros jugamos por Manolo Santana”, bromeaban. Alfredo Martínez, al que en el club apodan “Alfederer” por su elegancia en la pista, estaba confiado en las opciones del gijonés porque “venía jugando increíblemente”. En su opinión, su logro tiene aún más mérito por haber nacido en Asturias: “Aquí es más difícil que triunfe porque hay menos medios”.

En la misma pista que “Alfederer”, al que todos califican como “el mayor forofo del club”, estaba Fernando Arias, que dijo que el tenista asturiano es “un fenómeno”. Destacó su humildad fuera de la pista y su solidez dentro de ella. Para él, este triunfo será un impulso para el tenis asturiano: “Ver medallas crea afición a un deporte, sobre todo en los niños”.

Sin salir del Club de Tenis, Chema Sierra y Rafael Tamargo, “amigos y rivales en la pista”, se dieron cita ayer como todos los domingos. “Jugamos siempre, pero hitos como el de Carreño te motivan más”, recalcaron. Chema Sierra vaticinó que “van a aumentar mucho las inscripciones de jóvenes tenistas, sobre todo en el Grupo” y elogió de Carreño “su tenacidad y su resistencia”. Su compañero Rafael Tamargo habló de “rivalidad sana”, pese a que el tenista sea de Gijón: “El tenis es un deporte de caballeros y me alegré mucho por él”.

En las pistas del Parque del Oeste estaba Gonzalo Mallo junto a sus hijos Gonzalo y Álvaro. Esta es una familia donde “el tenis es sagrado”, tanto que al preguntarle a los jóvenes si ven los partidos, el padre señala que a veces “no les queda más remedio”. Los hijos no se esperaban el bronce del asturiano, pero el padre no lo consideró tan sorprendente. “Físicamente está perfecto y tiene la mentalidad de los grandes”, afirmó. Gonzalo Mallo confía en que la medalla promocione el tenis asturiano, al que a su pesar le faltan “más torneos de nivel que eviten que los niños se cansen del deporte”.

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El día después de la victoria de Carreño, en imágenes: Club de Tenis de Oviedo y pistas del Parque del Oeste Irma Collín

Así se vivió en Avilés: La presea, todo un ejemplo de "fortaleza mental"

Los usuarios del Real Club de Tenis de Avilés vivieron con emoción la victoria del tenista gijonés Pablo Carreño contra el número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, en los Juegos Olímpicos de Tokio. Juanjo Álvarez, aficionado a este deporte, consideró que la distinción del tenista gijonés es “una medalla de bronce, pero que sabe a oro”. “Carreño ganó al número uno y dos del mundo e hizo un torneo muy completo. Para el tenis asturiano tiene mucho valor que haya conseguido esta medalla. Es un orgullo”, remachó el tenista aficionado.

Álvarez también destacó la relevancia de este triunfo para Asturias. “El tenis está dominado por las importantes escuelas de Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares. Cuando un tenista asturiano empieza a despuntar, debe marcharse fuera para poder seguir creciendo”, afirmó.

Las jóvenes tenistas Noa Cueto y Belén Blanco, quienes entrenan para próximas competiciones, vieron el partido al completo y aplauden la hazaña del gijonés. “Carreño jugó una final contra el número uno del mundo, que lo hace más difícil; fue un partidazo”, apuntó Cueto. “Carreño lo luchó, se lo merecía. Al ser asturiano lo celebramos aún más”, indicó Blanco.

Hecho con el que coincide otra usuaria del Real Club de Tenis de Avilés, Marta Valledor, que también destaca la fuerza mental del jugador. “Tiene mucho mérito ganar a Djokovic. Carreño podía haber salido hundido por haber perdido la semifinal contra el ruso Karen Khachanov, pero salió muy fuerte y le salió bien”, recalcó la tenista preparada para jugar unas bolas en la pista avilesina.

Y es que en Avilés, como en el resto de Asturias, ayer muchos de los partidos que se jugaron en el Club de Tenis fueron dedicados a Pablo Carreño, quien visitó hace dos años la entidad para celebrar su medio siglo de vida, allá por el 2018, y con la asistencia del siempre añorado Manolo Galé. Tres años después, Carreño es el mejor tenista asturiano de todos los tiempos.

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El día después de la victoria de Carreño, en el Club de Tenis de Avilés Mara Villamuza

Así se vivió en Gijón: Un metal que se disfrutó en toda la ciudad

Ninguno será Pablo Carreño, pero desde luego no se puede decir que Pedro Juan Rodríguez, Javier Flórez, Víctor Míguez y Paulino Nicieza no le pongan empeño a la hora de coger una raqueta. Esto cuatro hombres celebraron ayer el bronce del tenista gijonés en Tokio metiéndose entre pecho y espalda un buen partido de dobles en la pista cubierta del Santa Olaya de buena mañana. Como ellos, decenas de gijoneses apostaron por pasar la resaca olímpica en una cancha de tenis, emulando al ídolo asturiano. “Con Rafa Nadal ya había mucha afición a este deporte, pero ojalá que crezca con el triunfo de Pablo Carreño”, destacaron muchos de los tenistas aficionados.

Desde luego donde la victoria de Carreño aún se vive como si acabara de suceder es en el Grupo Covadonga, institución donde el gijonés dio sus primeros pasos. En la sede de Las Mestas, muchos jóvenes de la escuela aún tenían en la retina alguno de los mejores golpes de su ídolo. Y de paso, algunas de las salidas de tono del rival, el serbio Djokovic. Entre los que apostó por vivir una mañana deportiva estuvo Fernando Castaño, el presidente de la Federación Asturiana de Tenis, quien se enfrentó a una durísima rival. Su propia hija, Celia. “Todos los del equipo del Grupo vimos el partido. Para nosotros es todo un referente. Viendo como fue la final y cómo jugó el partido, seguro que hoy –por ayer– habría ganado”, destacó Celia Castaño.

Ella no fue la única a la que aún le dura la sonrisa por Carreño. Lucía Ajubita tiene solo seis años, pero la grupista ya sabe que ha vivido un momento histórico. Seguramente, uno de los primeros que recuerde. Ella, como Carreño en su día, todavía no sabe si quiere ser profesional del tenis, pero sí que tiene muy claro que es un deporte que le encanta. Lo mismo que les encanta a Jon Mañueco y Juan Gorostidi, dos jóvenes que ayer jugaron un duelo en el Real Club de Tenis de Gijón. “Pablo Carreño es un ejemplo para todos los que nos gusta este deporte”, zanjaron.

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El día después de la victoria de Carreño: Grupo Covadonga, en el Santa Olaya y en el club de Tenis de Gijón Ángel González

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