La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ciclismo | El adiós de la mejor ciclista de la historia del ciclocross español

Las memorias de Aida Nuño tras toda una vida en el ciclocross: de andar sin ruedines a ser la mejor de España

La sierense, que el día 23 disputará la última prueba de su larga carrera, asegura que nunca dejará de andar en bicicleta

Aida Nuño, con una de sus bicicletas Ángel González

Después de 23 años, Aida Nuño cree que ha llegado el momento de poner un punto y aparte en su relación con la bicicleta. No la dejará nunca, pero cuando acabe esta temporada se lo tomará con más tranquilidad y reprimirá ese gen competitivo que la llevó a ser la mejor española de la historia en el ciclocross. “Creo que voy a estar sobre ruedas toda la vida”, asegura esta sierense de 38 años, que tiene en su amplio palmarés siete campeonatos de España élite, además de dos junior y uno cadete. Y un octavo puesto en la prueba de la Copa del Mundo de la República Checa en 2018, el año en que se dio el gustazo de sentirse profesional del ciclismo. El 23 de enero, en la prueba de la Copa del Mundo de Hoogerheide (Países Bajos) se bajará el telón para ella.

Aida Nuño Palacio (Hevia, Siero, 24 de noviembre de 1983) es la pequeña de seis hermanos y creció en una casa en la que las bicicletas eran parte del paisaje. “Me acuerdo del día en que empecé a andar sin ruedines, ayudada por mi hermano mayor, Pablo. No sé cuántos años tendría, pero era muy pequeña”, explica Aida, que veía como algo normal heredar la máquina de sus hermanos: “No creo que me haya preocupado nunca por tener una bici nueva”.

En el nombre de la madre. “A mi madre siempre le gustó mucho la bicicleta, más que a mi padre. Alguna vez nos comentó que era una pena que le hubiese tocado otra época, que le hubiese gustado ser hombre para ser ciclista. Era de Sariego, de una zona muy llana, y cuando vino a vivir a Hevia lo echó de menos”.

Aida Nuño, con una de sus bicicletas Ángel González

Monte y ciclocross. “Hevia tiene una zona preciosa para hacer BTT, pero tenía que cruzar un tramo bastante peligroso de la AS-17. Me costó bastante conseguir que me dejaran salir de casa sola. A día de hoy comprendo que no les hiciera mucha gracia. Siempre me gustó más el monte y el ciclocross. La carretera es lo que menos he hecho, no es una especialidad que me haya llegado a enganchar. En 1999 empecé a competir en mountain bike y a partir de 2000 también en ciclocross”.

Hermanos de oro. “En mis primeros años entrenaba a diario con mi hermano Pablo. También iba a competir con él y llegamos a ganar un campeonato de España el mismo día. En cuanto a resultados mis inicios fueron bastante fáciles. No había muchas chicas y menos de mi edad. Las primeras competiciones nacionales se dieron bastante bien y se generaron expectativas, que años después quizá se volvieron un poco en mi contra. En cadetes ya gané un campeonato de España. En Asturias no había competiciones en categoría cadete y al correr todas juntas, lógicamente, no ganaba”.

Pieza a pieza. “Empecé compitiendo con bicis bastante sencillas y mejorándolas pieza a pieza. En ciclocross se utilizan varias bicicletas, pero durante muchos años estuve solo con una. En aquellos años soñaba con ganar títulos, pero siempre me pareció imposible dedicarme profesionalmente porque era inviable en el ciclismo femenino, sobre todo en mountain bike o en ciclocross”.

Primera etapa. “Dividiría mi trayectoria en tres etapas. La primera, desde que empecé a correr en el 99 hasta 2004, en que se daba todo bien, ganaba títulos en cadetes y juniors. También en los primeros años de categoría élite, ganando campeonatos de España y generando muchas expectativas, a mi misma y a la gente más cercana”.

Segunda etapa. “A partir de 2004, como pasa en casi todas las trayectorias, hay un paso atrás, las cosas dejaron de ser tan fáciles. Entrenaba más y andaba menos. Fue un período bastante largo, de 2004 a 2011, consiguiendo pocos resultados y dejando atrás aquellas expectativas. Fue un problema más psicológico que físico, de estar desde muy joven entrenando mucho, de generar expectativas demasiado altas. En 2004 estuve a punto de ir a los Juegos Olímpicos, fui reserva de la selección española. Fue un año de mucha presión, me pilló sin estar mentalmente preparada para asumirla. Necesité un tiempo para descubrir si me gustaba de verdad la bici. Competí todos los años, sobre todo los meses de la temporada de ciclocross, pero el resto del año entrenaba muy poco y sin ganas. Nunca lo llegué a dejar, pero en ese período se puede decir que estaba un poco alejada. En 2006, al acabar la carrera, me fui a Holanda de ‘Erasmus’, para ampliar los estudios de Economía. Y nada más volver empecé a trabajar. Fueron años complicados para la bici porque llegaba tarde a casa, ya de noche. Hacía lo que podía e intentaba aprovechar los fines de semana, pero el rendimiento no podía ser el mejor”.

Tercera etapa. “A partir de 2011 tengo claro qué es lo que quiero. Empecé a entrenar otra vez muy en serio y estos últimos diez años han sido los mejores, por resultados y también en los que más he disfrutado. Fui consciente de por qué hacía las cosas y de qué quería conseguir. Me alejé del mountain bike y me centré en el ciclocross. Siempre me gustó mucho, con el barro, el frío y las imágenes épicas de dureza. Pero el punto de inflexión con el ciclocross fue el primer mundial que corrí, en el año 2000, en Holanda, con un ambiente increíble. Allí se vive de una forma muy intensa y me enganchó”.

Asturias, la referencia. “Gané el Campeonato de España de ciclocross los dos años de junior y también los dos primeros absolutos, pero siempre hubo mucho nivel, sobre todo en Asturias. Casi era tan difícil ganar aquí como en el Campeonato de España. Eso también me ayudó a tener un nivel alto. Las asturianas habremos ganado el 80 por ciento de los campeonatos de España. Mis rivales eran Rocío Gamonal, que tiene seis títulos, y después Lucía y Alicia González”.

El salto internacional. “En 2013 entré en un ERE y no trabajaba varios días a la semana. Aproveché la circunstancia para volver a entrenar muy en serio y mejorar. Fueron saliendo resultados y decidí volver a dedicar una parte importante de mi tiempo a la bici. Desde 2014 a 2018, con el equipo MMR, hice una apuesta internacional, hasta que decidí darme la oportunidad de estar un año centrada por completo en la bici. Quería descubrir hasta donde se podía llegar con dedicación plena. Hice la temporada 2018-19 entera. Empezamos en China, hice toda la Copa del Mundo, en torno al puesto 15, y conseguí el octavo en el de la República Checa, que es el resultado al que más valor le doy. En los mundiales, mi mejor puesto es un 17, aunque el año pasado estuve cerca de haberlo mejorado”.

20

Las imágenes de la última carrera de Aida Nuño

Profesional con reparos. “Ser profesional del ciclismo fue una experiencia buena, pero tampoco lo veo para durar mucho porque me gusta hacer otras cosas. Me gustó descubrir hasta donde podía llegar. Quizá lo tendría que haber hecho un poco antes, pero las circunstancias se dan cuando se dan. Disfruté la oportunidad y la aproveché a tope. Al empezar de concejala en Siero bajé un escalón. Está claro que es difícil competir con corredoras que tienen dedicación plena, como las holandesas y belgas. Pero las cosas en esos países tampoco son tan fáciles como pensamos. La mayoría de las belgas que corren en la Copa del Mundo tienen sus trabajos al margen del ciclismo”.

Los valores del deporte. “Desde 2019 soy concejala del Ayuntamiento de Siero. Intento aplicar en todo lo que hago el espíritu y los valores del deporte. Lo que te da, al menos el mío, es la constancia. Igual que para un examen no te vale estudiar el último día, en el ciclismo hay que entrenar todo el año, salvo las tres semanas que te tomas de descanso”.

El adiós. “El año pasado fue tan feo que no quería dejarlo así. Este tampoco está siendo normal, pero sí pude disfrutar con público en las carreras. Es un buen momento para dejarlo. He disfrutado a tope desde la primera carrera. Y ha llegado el momento de ponerle punto y final a la parte competitiva porque seguiré teniendo la bici como vía de escape”.

El ciclismo femenino que viene. “Estamos mucho mejor que en mi época, cuando teníamos que correr todas juntas porque había muy pocas. Vamos dando pasos, pero queda mucho por avanzar. Lo bueno es que cada vez hay más chicas y tienen referentes en los que fijarse. Espero que poco a poco se las vaya valorando, igual que al ciclocross masculino. Queda más de lo que puede parecer porque hasta ahora los cambios son más de maquillaje que reales”.

La casa por el tejado. “Ahora hay muchas chicas que tienen pasión por el ciclocross y les gusta trabajar, que no se rinden fácilmente. Pero está claro que el escenario no es el mismo que el que teníamos hace 20 o 25 años. Observo que hay corredoras jóvenes que empiezan la casa por el tejado, piensan antes en resultados que en lo que hay que hacer antes, una base y el trabajo diario. Pero espíritu de sacrificio y pasión por el deporte no les falta. Los que estamos alrededor tenemos que ayudarlas. En los últimos años, con mi club, intento apoyar a corredoras jóvenes, pero tienen que ser ellas las que quieran dejarse guiar. De esa manera podrán derribar fácilmente las barreras que tuvimos nosotras. Y, por encima de todo, que disfruten”.

El futuro, con el ciclismo al fondo. “La bicicleta no la voy a dejar nunca. Después de 23 años me sigue gustando muchísimo. Pero ahora me lo voy a tomar con un poco más de calma, sin la obligación de entrenar todos los días. Me encanta salir a andar en bici y compitiendo me lo paso superbién. Creo que voy a estar sobre ruedas toda la vida. Además, a partir de ahora me gustaría estar más cerca de las corredoras jóvenes, ayudarlas y que puedan conseguir sus objetivos”.

Compartir el artículo

stats