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Joel Álvarez, luchador: “A un chaval que se quiera dedicar a esto le diría que estudie y que se busque un trabajo”

“Todos los combates son iguales y no le doy más importancia a uno u otro: voy pelea a pelea”

Joel Álvarez, el Fenómeno (luchador de MMA). MARCOS LEON

Joel Álvarez (Gijón, 1993) responde con naturalidad a todas las respuestas. La misma naturalidad, quizá, con la que desempeña su trabajo. Joel es luchador de artes marciales mixtas y es el 15.º en el ranking de la millonaria UFC, la mayor organización de la MMA (artes marciales mixtas). El gijonés prepara a conciencia su próximo combate, el 26 de este mes en Las Vegas ante el georgiano Arman Tsarukyan, el 13.º en el ranking. Joel, asegura, acude a la cita confiado. En la charla da un consejo a los jóvenes que quieran ser luchadores: “Estudiar y ponerse a trabajar”.

–¿Cómo es un día en la vida de Joel Álvarez?

–Me levanto muy pronto y desayuno. Estoy con la dieta habitual: unos huevos revueltos y un yogurt. Me visto, preparo la mochila y saco a pasear a los perros. Luego, al gimnasio. Por las mañanas hago el trabajo técnico y un poco de cardio. Luego vuelvo a casa a comer y a descansar. Por la tarde sigo trabajando.

–¿Está en el momento más importante de su carrera?

–Bueno, no sé. Todos son iguales y no le doy más importancia a un combate u a otro. Yo voy pelea a pelea. Cada combate implica preparación e importancia para pelear.

–¿Estudia mucho los rivales?

–Mucho. Veo vídeos con mi equipo y hacemos un estudio amplio con sus patrones, sus peleas e intentamos adaptarnos.

–¿Tiene rituales ante un combate importante?

–¡Qué va! Yo hago lo de siempre. Estar con mi equipo, entretenerme y divertirme. Yo me divierto con lo que hago.

–¿Cómo es su rival?

–Es un tipo que le gusta tirarse a los derribos y mantenerse en la pelea. Soy bastante versátil y pelearé como sé. Puedo intentar buscar un KO.

–¿Qué le dicen sus cercanos?

–Me ven muy bien, como siempre: matándome a entrenar. Confían en mí.

–Se aísla mucho antes de los combates, ¿por qué?

–Porque empiezo a bajar de peso y no me apetece aguantar a la gente. A los cercanos, sí, pero a los de fuera… Está el típico que te pregunta: “¿A qué hora es el combate?”. Y yo que sé, macho, míralo por ahí y déjame en paz. Antes del combate respondo al whatssapp, pero paso de las redes sociales.

–¿Cómo las lleva?

–Las uso, pero lo justo. Tengo seguidores en redes, pero no soy ningún influencer.

–¿Responde a las críticas?

–No, me dan igual. Soy un personaje público y es lo que hay.

–Le paran mucho por Gijón, ¿le abruma la fama?

–En Gijón soy conocido, pero salgo con los mismos colegas de siempre. Me gusta que me paren, sobre todo porque hace unos años a la gente le decía que estaba en la MMA y nadie sabía lo que era eso. Ahora todo el mundo lo conoce. Notas por la calle que es conocidísimo. Yo he vivido todo el desarrollo del deporte en este país.

–¿Cómo lleva el peso?

–Bien, pero todavía me quedan unos kilos y es lo que más duro se me hace. Ahora estoy bebiendo mucha agua.

–¿Le ayuda el psicólogo deportivo?

–Hablo con él una vez por semana, como siempre. Tratar conmigo es muy fácil porque tengo la mentalidad: yo estoy para empujarla.

–¿No se pone nervioso antes de un combate?

–Para nada, estoy confiado. No me voy a enfrentar a nada que no haya hecho antes: voy a salir a pegarme. ¿Cuándo haces algo que te mola estas nervioso? No tío, es como un futbolista antes de un partido. Sale a jugar, y punto.

–Pero usted se pega, no mete goles.

–Bueno, pero ya lo tengo normalizado. Para mí es lo más normal del mundo.

–¿Qué le diría a un joven asturiano que quisiese seguir sus pasos?

–Le diría que se ponga a estudiar y que luego busque un trabajo. Esto es muy duro, durísimo. Y se tienen que alinear mucho los astros.

–Si hace cinco años le dicen que iba a estar compitiendo en Las Vegas, ¿lo creería?

–No me lo creería, aunque siempre creí en mí mismo. Yo voy pelea a pelea.

–¿Le fastidia que las artes marciales sean mal vistas?

–No, la gente no me dice nada de eso. Antes sí, pero ahora todo el mundo lo ve bastante bien.

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