El Unicaja Banco Oviedo es otro equipo desde que los refuerzos se han integrado y lo mejor de todo es que es un muy buen equipo, con anotadores de gran talento y un entrenador que les está sacando un rendimiento enorme. Este martes, ante Valladolid, ganaron su tercer partido seguido, de nuevo con solvencia (88-71), alejaron de forma prácticamente definitiva los fantasmas del descenso y se metieron de lleno en la lucha por el play-off de ascenso a la ACB.
El OCB tiene ahora muchos recursos en ataque y lo más positivo es que sigue haciendo las cosas buenas que ya hacía en defensa, con una gran actitud en la búsqueda del rebote y una intensidad que, excepto en el primer cuarto, fue enorme. El primer parcial fue el peor, con un Valladolid que encontraba con facilidad el aro y un OCB al que se vio un poco perdido, sin saber bien cómo meterle mano al choque. Aun así, un gran Oliver Arteaga, jugador que merece una mención aparte por lo que es, lo que hace y el tiempo que lleva haciéndolo, sostuvo al Oviedo Baloncesto con ocho puntos y gracias a ello al segundo se llegó solo uno abajo (19-20).
Pero todo cambió en el segundo parcial, donde el OCB dio un auténtico recital. A toda velocidad llegaron los puntos de Jorgenses, el inagotable McDonnell y un Olle Lundqvist fabuloso, que por momentos hizo lo que quiso, con una elegancia manejando el balón con sus dos metros de estatura que hablan de un jugador superlativo. El estirón sirvió al Oviedo Baloncesto para irse doce arriba (42-30) al descanso tras endosar a su rival un 23-10 que dejó el partido bastante encarrilado.
Pero quedaba mucho por hacer ante un Valladolid que nunca le perdió la cara al partido, ni siquiera tras una gran puesta en escena del OCB tras el descanso que llevó la ventaja hasta los veintiún puntos (54-33) a 6.51 de acabar el cuarto. Después de eso, el equipo pucelano endosó un parcial de 0-8 que apretó las cosas (54-41) y que obligó a Lezkano a parar el duelo a 5.38 de terminar el parcial. Pero ahí apareció un Jorgensen que estuvo fino en los momentos importantes y el trabajo defensivo del equipo para sujetara a jugadores como Wintering o Kuiper. Un tira y afloja que sirvió a los locales para mantener trece puntos de renta de cara al último parcial (65-52).
El último cuarto también tuvo su miga, pero en él acabó de confirmarse como héroe de la noche el colombiano Atencia, con sus canastas para aplastar cualquier intento de remontada rival. El base terminó con 22 puntos y con un aplauso enorme de la grada de Pumarín. Un pabellón que vio como su héroe habitual, Oliver Arteaga, se dejaba todo por suplir a Kabasele, lesionado, como los nuevos, Jorgensen, Atencia y Lundqvist están cada vez mejor, y como Sean McDonnell, Kamba, Bartolomé, Meana y todos los demás han vuelto a sonreír y a disfrutar. Y con ellos una afición que vuelve a soñar con pelear por llegar a cielo.