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Juan Apesteguía, el asturiano que esquía con 80 años

“Cuando deje de hacer deporte empezaré a ser viejo”, dice el veterano

Juan Apesteguía, en una competición. En el recuadro celebra su última victoria en un Campeonato de España.

Juan Apesteguía Díaz (Pajares, 23 de junio de 1941) tiene clara la respuesta cuando le advierten de que con 80 años quizá lo más aconsejable sería que se olvidarse del esquí: “En el momento que deje de hacer deporte empezaré a ser viejo”. Así que seguirá mientras el cuerpo y la cabeza aguanten, con un único pero: no encontrar rivales de su edad en las competiciones.

El mejor plan anti-edad

Apesteguía acaba de conseguir un nuevo título de España de veteranos en su grupo de edad, de 80 a 85 años, algo que se ha convertido en rutina para él desde que se jubiló, con 58, de su trabajo en un banco. Hasta ese momento, el esquí había sido un entretenimiento de fin de semana o vacaciones, aunque podría parecer el destino lógico por sus orígenes.

“Nací en Pajares, pero mi padre era de Navarra y allí me crié y empecé a esquiar, con 16 o 17 años, en una pequeña estación de Roncesvalles”, explica Apesteguía, al que le sonaba aquel deporte por un hermano de su padre que esquiaba en Pajares. Recibió sus primeras enseñanzas de Diego Mina, “un gran esquiador”, y siguió practicando gracias a las excursiones de la OJE: “El primer día que bajé en Pirineos me caería cuarenta veces”.

Al entrar en Banesto empezó trabajando en Pamplona, hasta que le trasladaron a una oficina en Madrid. Aprovechaba una residencia del banco en Cercedilla para ir a Navacerrada, al igual que después en Alto Campoo, cuando se instaló en Torrelavega, o Valdezcaray al vivir en Logroño.

“Desde pequeño siempre fui muy deportista. Cuando viajaba en el Seat 600 siempre llevaba los esquís y una raqueta de tenis”, señala Apesteguía, al que también le llamaba el atletismo: “Cuando empecé a trabajar en el banco, en Pamplona, iba al as 8 de la mañana a un estadio, el Ruiz de Alda, a correr 5.000 metros, y me duchaba con agua fría”.

Para cerrar el círculo, cuando se jubiló con 58 años, en Gijón, volvió a convertirse en un habitual de Pajares, donde tenía un apartamento: “Toda mi familia esquía, mis cuatro hijos y los nietos”. Bordeando los 60 empezó a competir con un equipo de veteranos de Fuentes de Invierno.

Luego se federó por el Grupo Covadonga, donde acude casi todos los días a hacer gimnasia safys, con un programa específico para esquí y golf, el deporte que puede practicar todo el año.

Apesteguía asegura que, pese a los riesgos del esquí, ha tenido suerte con las lesiones. “Ando mejor con las tablas por la nieve que con zapatos por la calle”. Además, toma precauciones: “Huyo de los fines de semana porque hay mucha gente”.

Así que, de momento, no hace caso a las recomendaciones de su familia: “Me dicen que lo deje, pero saben que soy muy cabezón. Mi meta era llegar a los 80. Ahora iré año a año, hasta que el cuerpo aguante y también la mente”. Eso sí, le gustaría tener competencia: “Hasta hace poco éramos tres o cuatro de mi edad, pero se han ido retirando”.

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