Salvar el presente para ganarse un futuro: un análisis de la situación del Alimerka Oviedo Baloncesto tras caer con el Melilla

El OCB, en uno de los momentos más cruciales de sus 19 años de historia

Nigel Pruitt, con la pelota, durante el partido entre el Alimerka Oviedo y el Melilla

Nigel Pruitt, con la pelota, durante el partido entre el Alimerka Oviedo y el Melilla / MIKI LOPEZ

Antonio Lorca

Antonio Lorca

El Alimerka Oviedo se ha metido en un lío importante después de perder en casa (69-78) ante el Melilla, pero la sensación tras la derrota fue peor por lo que se dejó escapar que por la situación clasificatoria en la que queda un equipo que lleva toda la temporada en la parte de abajo. Ganar suponía para el OCB obtener una ventaja de tres victorias con respecto a los tres últimos (los que bajan) a falta de ocho jornadas. Y eso, con todo lo que le ha pasado al equipo a lo largo de este curso, permitía pensar en un final algo más plácido.

No va a ser así y, resucitado Melilla, que ahora está a una sola victoria del equipo asturiano, con los averages perdidos con los tres últimos, al equipo de Guillermo Arenas le va a tocar bailar en el filo de la navaja probablemente hasta los últimos partidos. Es un hecho y así lo asumen en la plantilla y en el club. Hace bien el entrenador en decir que no se acaba el mundo después de una derrota y que esta lucha es la que sabían que les iba a tocar librar desde que él llegó al equipo. Que los daños de la derrota ante el Melilla sean los que refleja la clasificación y ni uno más.

Es verdad que las sensaciones que dejó el Oviedo Baloncesto fueron bastante malas y que el partido que les planteó Gonzalo García de Vitoria puso en evidencia algunos de los defectos más acusados del equipo. La serie de tiro que viene haciendo el OCB esta temporada es un drama y eso permitió al Melilla un plan demasiado sencillo, que funcionó bien porque el equipo de Pumarín no supo cómo salir de la trampa en la que le habían metido. Tampoco estuvieron bien en defensa, como si las transiciones del Melilla fueran algo nunca antes visto en este deporte. Es cierto también que los de García de Vitoria han sumado algunas piezas importantes al equipo, como Balaban, que lo convierten en un conjunto más peligroso. Y encima era su última bala.

Pero, una vez asumido el mal día, tampoco es el momento de ponerlo todo en cuestión, de pensar que la victoria ante Estudiantes se debió únicamente a los defectos del rival. No es cierto. Este OCB no está muerto y tiene armas para ganar en la batalla por la salvación.

Olvidándose del partido ante el Melilla, el Oviedo Baloncesto dispone ahora mismo de un juego interior mucho más completo que al principio. El capitán, Oliver Arteaga, es uno de los mejores pívots de la categoría y poco importa su edad cuando, partido tras partido, da la cara y se exige a si mismo un nivel tan alto que obliga al resto a seguir su ejemplo. Junto a él están Clevon Brown y Marc Martí, que han dado un paso adelante. Falta por aportar un Domènech muy intermitente y que ante Melilla se quedó todo el partido sentado en el banquillo.

Si bien, los problemas ahora parece que están más por fuera que por dentro. En ellos puede que tenga una importancia grande el momento por el que atraviesan los dos bases del equipo, Marc Peñarroya y Fabio Santana, dos grandes jugadores que ahora mismo están sin confianza, sobre todo en el tiro. Les toca trabajar a ellos y al cuerpo técnico para cambiar eso porque los dos tienen mucho baloncesto dentro y deben dar un paso adelante lo antes posible.

Volviendo a lo positivo, Romeo Crouch es un tipo valiente y que aporta puntos; y Chuso González, con más o menos acierto, es incansable y suele sumar cosas. Tienen que mejorar, lo necesita el equipo, Thorbjarnarson y Pruitt, para que el Oviedo Baloncesto tenga más recursos y sea menos predecible. Si a ellos se les une Durand Scott, el equipo puede empezar a pasar alguna vez de los 70 puntos.

Son estos, con el apoyo incondicional de la afición, que está garantizado, los que tienen que salvar un presente tan difícil, uno de los más complicados en los 19 años de historia del club, para seguir pensando en un futuro con al menos tantas alegrías como las que se han vivido en estas casi dos décadas.

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