El milagro del Barcia: pasó de Segunda Regional a Tercera en solo seis años

El equipo valdesano ascendió de Segunda Regional a Tercera en seis años: "Era inimaginable"

Formación del Barcia en un partido de este curso. | Barcia CF

Formación del Barcia en un partido de este curso. | Barcia CF / Javier Sámano Lucas

"Estar en Tercera era algo inimaginable. Llevo nueve años jugando aquí, desde que acabé juveniles. Cuando llegué, estábamos en Segunda Regional. Pero ha ido pasando el tiempo, el club ha ido mejorando a todos los niveles... Y aquí estamos, cumpliendo un sueño". En la voz de Manuel Ameijide, capitán del equipo y al que sus compañeros conocen como Manu, se intuye aún un deje de incredulidad cuando repasa su (casi) década en el Barcia.

Barcia es un pequeño pueblo de apenas 745 habitantes situado en el concejo de Valdés, en pleno corazón de la Asturias despoblada. Hasta hace cuatro años, su equipo de fútbol no había pisado jamás la categoría de Preferente. Ahora, compitiendo en Tercera y con diez empleados en nómina, es la empresa más grande del pueblo, explica su presidente desde hace veinte años, Miguel Cañamero, que se puso al frente de la institución descabezada ("di el paso porque soy del Barcia de toda la vida y porque, no nos engañemos, nadie quería hacerse cargo del club") y que, desgastado tras tantos años de trabajo desinteresado, lo dejará a final de temporada.

Los retos a los que se enfrenta Cañamero en la gestión del Barcia están estrechamente ligados a la sangría demográfica que asola al Occidente asturiano. "Los objetivos que nos marcamos son a muy corto plazo –expone el presidente–. Todo aquí es muy difícil. Cada vez hay menos gente, menos negocios... Yo, por ejemplo, acabo de volver al pueblo después de 25 años". La merma de población tiene un impacto directo sobre la confección de la plantilla ("la gente joven busca otras metas que no están aquí, por lo que apenas tenemos jugadores del pueblo"), lo que ha llevado al club a mover su lugar de entrenamiento a Gijón, a 80 kilómetros de Barcia, dado que la mayoría de futbolistas de la plantilla proceden de la zona centro del Principado.

Casi tanto tiempo en el Barcia como el capitán Manu lleva el entrenador, Pablo López Barbón. El técnico cogió al equipo en Segunda Regional. "Éramos los peores del Occidente –recuerda–. La idea era hacer un proyecto a cinco años vista. Subimos invictos a Primera Regional a las primeras de cambio. Dos años después, subimos a Preferente, una categoría en la que nunca había estado el club". Sin embargo, el meteórico ascenso del Barcia no acabó ahí, y el pasado curso ahoyó una nueva cumbre por la que nadie en el fútbol asturiano daba un duro. El cuento de hadas tuvo un cierre insospechado, de película. Barbón lo recuerda con el pudor del que no está convencido de que lo que está contando ocurrió de verdad: "En el minuto 90 de la última jornada, éramos sextos –subían los cuatro primeros–. Dependíamos de que el Astur ganase el Roces. El partido casi había terminado, e iban ganando 1-0. ¡Y acabaron perdiendo 3-1! Fue increíble. Cuando acabó nuestro partido, no teníamos ni idea de que habíamos subido, lo dábamos por imposible. Cuando nos avisaron, no nos lo creíamos". Ahora, meses después de aquella tarde de gloria, el Barcia se bate en Tercera con equipos del pedigrí del Lealtad, el Caudal, el Llanera o el Sporting Atlético. Con el presupuesto más bajo de la categoría ("hay clubes que nos cuadriplican", asegura Barbón), el Barcia es colista destacado, a trece puntos de la salvación. "Sabíamos que iba a ser prácticamente imposible", asume el entrenador. "Pero que nos quiten lo bailado", remata el presidente Cañamero.

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