El asturiano que debutó en Primera División en el Bernabéu: "Merece llegar a lo más alto"

El árbitro Fernández Buergo pitó por primera vez en la máxima categoría en el Real Madrid-Sevilla por la lesión de Díaz Mera: "Transmite serenidad"

Fernández Buergo amonesta a Ocampos durante el Real Madrid-Sevilla del pasado domingo. | E. P.

Fernández Buergo amonesta a Ocampos durante el Real Madrid-Sevilla del pasado domingo. | E. P. / Javier Sámano Lucas

Estadio Santiago Bernabéu, casi 75.000 personas rugen en la grada, la Liga está en juego. Minuto 60, el partido se detiene: Díaz Mera está lesionado y no puede seguir. Le toca salir al cuarto árbitro. Buen momento para debutar en Primera División, debió de pensar Carlos Fernández Buergo (Llanes, 29 años) el pasado domingo al despojarse del chándal y agarrar el silbato para dirigir la última media hora del Real Madrid-Sevilla (1-0), nada menos.

Sin embargo, pese a lo imponente del escenario y lo insospechado de la coyuntura, quienes mejor conocen a Fernández Buergo no albergaban duda alguna de que iba a gobernar la situación con la templanza que le adorna desde sus comienzos en el arbitraje. "Cuando empezó, debía de tener doce o trece años, recuerdo perfectamente flipar viéndole pitar un partido de alevines. Me acerqué a su padre, que estaba en la grada, y le dije: ‘tu hijo va a llegar seguro’. Los niños suelen ser muy tímidos, pero dirigió el partido con una personalidad tremenda", recuerda Luis Arturo, extécnico del Llanes y gran conocedor del fútbol de unas latitudes en la que el colegiado dio sus primeros pasos.

Fernández Buergo se inició muy joven en el arbitraje, cuando Luis Arturo coordinaba el área deportiva del Ayuntamiento de Llanes. "Como había pocos árbitros en la zona, y se quería crear la delegación del Oriente, se trató de hacer un proceso de captación en colegios e institutos. Él fue de los primeros reclutados", recuerda.

El hoy árbitro de Primera Federación coincidió durante dos años y medio en la recién formada delegación del Oriente con Javier Rodríguez. "Carlos fue siempre muy profesional, con una forma de pitar que a mí me gusta mucho: tranquilo, dialogante con los jugadores, sin ponerse nervioso. Ojalá muchos árbitros de Primera transmitiesen esa serenidad", analiza Rodríguez, al que Fernández Buergo le arbitró durante su etapa de jugador en la cantera del Urraca: "Ya se le veía que tenía nivel de sobra. Cuando nos pitaba él, íbamos todos más tranquilos a jugar, porque sabíamos que hacía lo que tenía que hacer sin meterse en problemas".

En lo personal, Rodríguez define al colegiado como "encantador y "muy cercano". "Le gusta mucho aprender y enseñar. Recuerdo preguntarle por temas de la profesión y siempre me atendía con mucha atención. Además, era muy detallista con nosotros, nos regalaba prendas de árbitro", expone Rodríguez, que no duda acerca de la proyección de su excompañero: "Se merece llegar a lo más alto".

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