"Osas" y "Madreñes": las madres del Real Oviedo y el Gijón Rugby saltan al campo

"Nuestros hijos flipan con nosotras", dicen las jugadoras de los equipos del Real Oviedo y Gijón

Claudia, de las «Madreñes», con el balón, durante un partido del mater series de Gijón, con sus compañeras, por la izquierdam Tamara, Lucía y Alba.

Claudia, de las «Madreñes», con el balón, durante un partido del mater series de Gijón, con sus compañeras, por la izquierdam Tamara, Lucía y Alba. / Pablo Fernández

Antonio Lorca

Antonio Lorca

Ni ellas mismas se imaginaban que esto iba a salir tan bien. Las jugadoras de las "Osas" del Real Oviedo y de las "Madreñes" del Gijón Rugby han hecho de todo en los clubes de rugby de sus hijos, han sido delegadas, organizado terceros tiempos, los han llevado, los han traído y muchas veces, cuando se ponían a ver los partidos, apenas entendían un deporte complejo para el que no lo ha jugado. Todo eso ha cambiado. Y mucho. Ahora son ellas las que se han puesto las botas, las que pisan el barro, también las que se lesionan en ocasiones, las que compiten y, en el caso de las "Osas", las que tienen hasta su propio patrocinador (Herbalife).

Noelia le pasa el balón a Juncal Salván, en El Naranco, en un entrenamiento de las «Osas». | Fernando Rodríguez

Noelia le pasa el balón a Juncal Salván, en El Naranco, en un entrenamiento de las «Osas». | / Fernando Rodríguez

Todas las semanas, desde hace alrededor de un año, tanto en El Naranco como en el campo de La Laboral se entrenan dos equipos formados en un principio por madres de jugadores de sus respectivos clubes, Real Oviedo y Gijón Rugby, a las que se han ido sumando gente cercana. La única regla es que sean mayores de 35 años, que es el mínimo para poder competir en la liga de madres. Aparte de los torneos que organizan los clubes, como el que tendrá lugar en El Naranco el 27 de abril, con equipos llegados de Gijón, León, País Vasco y Valladolid, existen las "Mater Series", tres concentraciones en las que participan un montón de equipos de madres de todas partes de España. En Gijón tuvo lugar ya una de ellas, organizada por las "Madreñes"; se celebró otra en Barcelona, a la que no pudieron asistir ninguno de los dos equipos asturianos; y falta otra en Sevilla, en la que tienen previsto estar los dos equipos de la región.

Claudia, de las «Madreñes», con el balón, durante un partido del mater series de Gijón, con sus compañeras, por la izquierdam Tamara, Lucía y Alba.  | Pablo Fernández

Noema le pasa el balón a Ana, apodada «Botella», en un entrenamiento de las «Osas». / Fernando Rodríguez

En El Naranco, en Oviedo, a los entrenamientos acuden hasta las lesionadas. Irma Fernández, que no se viste de corto al estar algo tocado por la alergia, observa a sus compañeras. Ella estaba en el sénior y antes de dejarlo decidió apuntarse con las "Osas": "Es increíble lo que han crecido, lo que evoluciona la gente, como se van acoplando, el compañerismo que hay; yo dejé el sénior por el trabajo y por no dejarlo del todo me apunté", explica al tiempo sigue el trabajo de sus compañeras.

Juncal Salván es una de las que "no había mirado para un partido en mi vida", de Oviedo, su hijo, de 13 años, juega en el Real Oviedo: "Flipan con nosotras, al principio me decía ‘mamá, ¿por qué corres para atrás’" pero después de que ganáramos a Valladolid ya nos miraban de otra manera". Salván advierte: "Al principio no lo pensábamos, pero ahora nos lo tomamos en serio de verdad". Ana González, "Kolo", es la capitana del equipo: "Lo fundamos una madre y yo, tengo un chaval que juega y no me da mucha caña, yo jugaba y lo dejé el año después de la pandemia".

Los equipos de madres juegan con y sin placaje, en el caso de los dos asturianos lo hacen sin, solo agarrándose, aunque Kolo reconoce que "nos calentamos". Pero más que en los placajes, el peligro está en el campo del Naranco, como bien sabe Susana Álvarez: "En enero me rompí la tibia y el peroné por dos sitios, el campo estaba encharcado, en un socavón hizo ventosa y se rompió, vengo siempre a los entrenamientos y estoy deseando volver".

Esta pasión es compartida por las "Madreñes" de Gijón, que tienen hasta una abuela en sus filas. Se trata de Azucena Díaz, de 54 años y con un nieta, Naira, de siete meses y a la que una amiga le habló del equipo y no se lo pensó: "Pensé que iba a ser más agresivo, pero es gente encantadora y me lo pasó muy bien". Ella no falta a un entrenamiento y está sorprendida con lo que está descubriendo: "Es un deporte que nunca seguí, me gusta el deporte, corro y entrené a balonmano, pero no había visto rugby y es muy familiar y muy guapo, soy de las que me pongo de barro hasta arriba", bromea. La que no la entiende es su hija: "Me dijo ‘mamá, estás como una cabra, a todo te apuntas’".

Andrea Nosti es de las que está desde el principio: "Éramos un grupo de madres que estábamos de ver a nuestros hijos, de organizar cosas, y fue Estefanía Cela, que es entrenadora, la que lo propuso y desde entonces no hemos parado de crecer". Lo puede refrendar otra de las "Madreñes", Izaskun Arronte: "Yo que llevo muchos años viniendo al campo veía los partidos como una vaca ve pasar un tren, ahora los entiendo mucho mejor, te entretienes más. A una compañera su hijo le decía, ‘mamá, menudo vergüenza’, y cuando acabó el torneo que organizamos lo que le dijo fue ‘mamá, nos hemos quedado alucinados’".

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