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La semana de Diegui: del sueño que le dijo a Ziganda al arroz en Lastres para celebrar el derbi

"Diego nunca dejó de creer", dice la familia del héroe oviedista en El Molinón

DIegui, celebra la victoria con sus compañeros tras el partido.

Es martes 13 por la mañana en El Requexón. Faltan cuatro días para el derbi ante el Sporting, y el Oviedo encara el primer entrenamiento de la semana. Salvo Javi Mier y Viti, todos los jugadores están aptos para Ziganda. Diegui Johanneson lleva casi un mes sin participar y este curso solo ha jugado en tres partidos. Imposible en ese momento prever que vaya a ser titular en El Molinón. Pero entonces se produce un diálogo premonitorio entre el jugador que menos cuenta de toda la plantilla y el entrenador que casi no lo pone.

–Míster, soñé que el sábado metía gol en El Molinón.

–Ten cuidado con lo que sueñas, a ver si se va a cumplir de verdad...

Y vaya si se cumplió. Porque Diegui metió el gol de su vida, el decisivo para que el Oviedo ganase el derbi en Gijón. Abrazó a Ziganda y acabó manteado. “Todavía estamos flotando. No pisamos la acera”, explicaba ayer Jon Johanneson, el padre del héroe azul.

La frase resume las sensaciones de las personas que mejor conocen a Diegui. Todas coinciden en algo: “Diego nunca dejó de creer”. El lateral no lo ha pasado nada bien en los últimos meses. Su historia es la de, por conocido, un viejo relato: ascenso y caída. En marzo de 2019 era el lateral derecho titular del Oviedo, uno de los capitanes, y renovaba hasta 2021. Solo meses después, el club le estaba enseñando la puerta de salida. Y lo volvió a hacer el siguiente verano, el de 2020. También el pasado invierno. Por tres veces intentaron echarle. Diegui se quedó.

“Lleva dos años pasándolo muy mal. Por eso el gol en El Molinón es para él un punto de inflexión y un antes y un después en su carrera”, explica Ingemar Johannesson, hermano del futbolista, que destaca la actitud de Diegui en los peores momentos. “Nunca nos dice que está mal, pero se le nota. Jamás le he escuchado quejarse. De hecho, varias veces me decía: ‘Solo tengo que trincar algún partido’ Al final la suerte le sonrió”.

Diegui, de comida ayer en Lastres Carlota Santé

Probablemente, el único momento feliz que tuvo Diegui en lo personal en las últimas dos temporadas fue su cesión al Cartagena el año pasado. Consiguió ascender a Segunda como titular indiscutible. Al regresar tras la cesión no tenía ni su dorsal habitual, el “2”. Ahora es el “7”. “Al volver al Oviedo le tocó otra vez el culebrón. Él siempre nos dijo que se quería quedar y luchar por un puesto. El Oviedo es su equipo, lo siente en el alma y lleva toda la vida. Además, el Cuco le dijo que contaba con él”, explica Ingemar, que vio el partido en su casa de Gijón con Óscar Ruiz, el mejor amigo de Diegui. “Celebramos el gol como locos, pero me asusté por el VAR. Dije: ‘A ver si hay un fuera de juego previo o qué se yo’”.

Ruiz conoce a Diegui a la perfección y define su principal virtud. “Diego (así lo llaman sus más cercanos) tiene el don de la oportunidad y una fuerza de voluntad que le hace rendir. Su mérito no es hacer gol, es llevar cinco meses trabajando pese a no contar. Lo de El Molinón es un premio al trabajo. Al final del partido le dije que el fútbol le va a empezar a devolver lo que lleva sembrando cinco meses”. Y es que Diegui ha tenido de todo. Incluso un cambio de agente hace dos veranos. “En 2019 lo pasó mal, aunque no le gusta mostrarlo. Ni se viene abajo en los peores momentos, ni se sube a la parra en los buenos. El Diegui de hoy es el mismo que el de hace dos semanas”, remata Óscar Ruiz.

Y Diegui será el mismo, pero su futuro a corto plazo parece más asequible. De momento, lo más probable es que pueda repetir como titular el domingo ante el Girona (14.00 horas) por la lesión de Nieto, que tiene una pequeña rotura muscular y estará de baja varias semanas. Mañana el héroe oviedista del derbi volverá al trabajo en El Requexón tras disfrutar de un merecido día de descanso. Sus horas posteriores al partido fueron muy tranquilas. El sábado por la noche, homenaje en casa en forma de cena del McDonald´s, y ayer, arroz en Lastres acompañado de su pareja, Carlota Santé, con la que precisamente cumplió dos años de relación. La celebración fue doble.

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