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Escritor | El árbitro dice que no hay nada

Zidane, autor

El nuevo técnico blanco tiene la misión de devolver la ilusión al abatido socio madridista

Todo propósito es un balance. Florentino insiste. Pero su insistencia no responde a la tenacidad. Tampoco al apasionamiento. El presidente blanco comete una y otra vez el mismo error porque el ego modela por igual nuestros éxitos y nuestros fracasos. Florentino, eso sí, se equivoca cada vez mejor. Si alguien podía despertar ilusión en el abatido socio madridista es Zinedine Zidane. Ilusión. Menuda palabra. Ojalá el genio francés consiga que en torno a él se la relacione con uno solo de sus posibles significados. Florentino quiere estrellas que reduzcan al aficionado a la categoría de público, no símbolos que le eclipsen y con quienes la grada sienta un vínculo tan profundo que pueda llevarla a considerarlos imprescindibles dentro del proyecto sagrado del que todos forman parte. Los que generan sensaciones son reemplazables; los que generan sentimientos, no. Florentino lo sabe y por eso ha ido royendo la imagen de jugadores como Raúl o Casillas hasta que, vuelta en su contra, la propia afición ha acabado expulsándolos. Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo han sido recientemente víctimas de esa misma estrategia. Probablemente lo continúen siendo. Me preocupa que el presidente vea en Zidane, además de un muro, un instrumento. El jugador marsellés me hizo y me hace muy feliz. De vez en cuando, vuelvo a ver algún vídeo en el que aparece, del mismo modo que Faulkner decía "releer una escena o algo sobre un determinado personaje" de alguno de sus libros favoritos, "como si te encontraras y hablaras con un amigo durante unos minutos". Filmado por su padre, Zizou, de niño en la calle nevada, controla el balón de una forma que únicamente acierto a definir como suya. Ese control es lo que a lo largo de los años me permitió reconocerle al instante, diferenciarle del resto, su voz. El jugador dijo: "El control es lo más importante del fútbol, porque es lo que te permite seguir adelante con la jugada (?) Si fallas en tu control se acabó, se acabó la acción". "También hace falta calcular bien el tiempo", a propósito del control con el pecho. "Controlar con el muslo en realidad sirve, sobre todo, para conservar el balón". Seguir adelante. Que la acción continúe. Calcular el tiempo. Mantenimiento. El objetivo que nos une, el material de un autor. El entrenador dice: "Yo quiero ser Zidane". Aquel chaval que en sus inicios pretendía parecerse a Francescoli porque era un placer verlo jugar aspira hoy a ser quien es en un puesto nuevo. De eso está hecha la ilusión. Según Rick Moody, la trayectoria natural de una carrera literaria consiste en que el escritor se haga mejor a medida que es más él mismo. Supongo que esa es la ambición del francés, la nuestra, nos dediquemos a lo que nos dediquemos. Su nombramiento como entrenador es un despeje desesperado del presidente. Confiemos en que Zizou, mediante el control, su don innato, pueda transformar ese despeje en un pase que le permita seguir adelante: lo que todos, uno por uno y en común, necesitamos; el propósito que, sin darnos cuenta, nos hacemos cada año por estas fechas, pero también cada día. El control cambia de manos el cuchillo. Trabajo. Ilusión. Las palabras más repetidas por el entrenador. El respeto a los demás, el amor por el trabajo y la seriedad, las tres cosas que, según el jugador, siempre les inculcaron sus padres. Toda la suerte del mundo para el francés. Porque desearle eso a alguien es una muestra de gratitud hacia él, lo máximo que se le puede desear a cualquiera. Aunque a nadie se le escape que toda la suerte del mundo, al final, nunca es suficiente.

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