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De cabeza

El ahora

Son difíciles de olvidar las derrotas, pero ese tópico de que el fútbol no tiene memoria viene muy bien en estos casos

El martes cinco de abril andaba el oviedismo tratando de olvidar el partido del lunes en el nuevo San Mamés. Son difíciles de olvidar las derrotas, pero ese tópico de que el fútbol no tiene memoria viene muy bien en estos casos. Tocaba pensar ya en el Numancia de Soria. Un equipo que cuenta con seguidores insólitos como los escritores Javier Marías y el austriaco Peter Handke. ¿Cómo llega un austriaco a hacerse del Numancia? El autor de "La mujer zurda" peregrinó durante mucho tiempo por Europa con sus consabidas paradas en distintos lugares del continente. La razón de su huida fue la elección como presidente en Austria de Kurt Waldheim, acusado de pertenecer en su momento al Partido Nazi.

Handke bien pudiera haberse hecho seguidor del Real Oviedo: otro cinco de abril, esta vez de 1988, pasó por Oviedo caminando bajo aguaceros, visitando la catedral. Por aquí no se supo de su estancia hasta 2011: año de la publicación en España de "Ayer, de camino", una especie de cuaderno de viajes donde va anotando impresiones, detalles, paisajes... Otro escritor, el zamorano Tomás Sánchez Santiago, recuerda que durante su estancia en Soria, Handke vivió en un cuarto de hotel con ventana al Duero y escribió su "Ensayo sobre el jukebox". Por aquel entonces se decía que allá donde estuviera compraba la prensa española para conocer el resultado del C.D. Numancia. Desconozco si lo sigue haciendo pero si es así se habrá encontrado con la crónica de un partido anodino, con más suspense que juego. De esos que sólo se recuerdan por su resultado.

Entre las notas escritas por el austriaco aquel lejano cinco de abril me llama la atención una que dice: "mi preocupación fundamental es que, aunque todavía hay mucho tiempo, de repente es "demasiado tarde". El oviedista recordará de sobra que en 1988 su equipo regresó a Primera División. Ya no fue demasiado tarde. Cuando se da por finalizada una larga espera, el tiempo deja de ser mucho o poco. Se pasa, por jugar con otros títulos de Handke, de una "Desgracia empeorable" a un "Ensayo sobre el día logrado".

En abril de 1988 yo era un estudiante de letras camino de la Plaza de Feijoó. El casco antiguo era la zona por donde deambulábamos ingenuos e impetuosos. A veces me pregunto si no nos habremos cruzado con un tipo "producto de los Beatles y de Sartre que conserva su cara de niño a pesar de sus 46 años, un individualista sensible que ha buscado la fealdad paseando frecuentemente en construcciones y ruinas para buscar después en el alma y escribir", según lo retratan las crónicas de la época.

Ojalá me lo hubiese encontrado y reconocido para preguntarle qué futuro le veía a mi equipo, a aquel Oviedo de Edorta Murúa Zenarruzabeitia o Ramón Ángel Hicks Cáceres. Tampoco hubiese hecho falta. La respuesta está en la página doscientos trece de su libro "Ayer, de camino": "coger fuerzas para el Ahora (...) en la naturaleza hay, acontece continuamente un Ahora".

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