Róber Canella ha salido a la palestra para avisar que, de seguir así, en enero buscará una salida del Sporting. El lateral lavianés se ve no sólo fuera del equipo titular, sino también de las convocatorias que realiza cada semana el gran timonel. Los problemas que tiene el Sporting en los laterales son claros, pero en las posibles soluciones no aparece el lateral de Laviana. Róber Canella es desde hace ya tiempo uno de esos misterios insondables que ofrece el fútbol. Desde la rápida y temprana desaparición de Julen Guerrero no se ha visto caso parecido.
Canella emergió en el Sporting y en el fútbol español como una de las promesas más relevantes. En el Sporting se convirtió pronto en uno de los jugadores preferidos por el amplio mundo rojiblanco. Era llamado con continuidad a las selecciones nacionales que iban correspondiendo a su edad. Dejaba en el banquillo, por ejemplo, a Monreal y a otros ilustres que se han hecho con el sitio en el equipo nacional. Canella, de repente, comenzó a desaparecer de la formación rojiblanca y, por tanto, de las selecciones. El lateral que parecía que iba a marcar una época en el Sporting, en equipos superiores o en la selección absoluta pasó a ser un comparsa. Cedido al Deportivo de La Coruña, pasó por Riazor prácticamente inédito. El Sporting le había hecho en sus últimos días de bonanza un buen contrato de larga duración, que luego tuvo que ser revisado a la baja porque se alargó la duración.
Ahora Canella se ha dado cuenta de que va a pasar otro año en blanco y quiere buscar salida. Nadie explica el ostracismo del que fue excelente futbolista y que está en edad de volver a rendir. Por lo que cuentan los más finos analistas del lugar, Canella es un profesional ejemplar, alejado de las noches tan queridas por otros jugadores de fútbol. Se cuida, pues, de acuerdo con las necesidades de un profesional. Pero ni juega ni tiene sitio en las convocatorias del Sporting. En la madurez de su carrera ha desaparecido. Un misterio inexplicable.
Mientras, la plantilla sale hoy hacia La Coruña porque las semanas pasan volando y mañana vuelve a haber partido de Liga. Después de tres derrotas consecutivas, el Sporting, damas y caballeros, señoras y señores diputados, necesita regresar a las buenas costumbres de los tres primeros partidos. Recuperar, sin desdoro, el acento italiano de la media inglesa, la que manda ganar en casa y empatar fuera. Esto del estilo italiano vuelve a ponerse de moda porque ahora descubren que Zinedine Zidane jugó en Italia y se le han pegado las costumbres de ponerse en ventaja y aguantar el gol que da la victoria. De ahí los tres empates seguidos. Es una tesis como otra cualquiera, aunque en los despistes defensivos del equipo blanco no se atisba acento italiano por ninguno de los lados. La baja forma del hermano de René es clamorosa.
Mantengamos las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: si tanto empeño hay en que el Sporting cambie de manos, ¿cuánto es el valor de mercado del club rojiblanco? ¿Es interesante que pase a manos de capital extranjero?