Allá por el Antroxu, el Moisés que tenía encomendado llevar al Sporting a Primera dejó este reto: "Quien no crea, que se separe". Algo falló en sus tablas excel. Ahora Torrecilla, a la orilla del encargo del señor Fernández II, sin llegar al destino final, hace acto de contrición. Sabe los errores cometidos, los fallos que dejaron al equipo en Segunda. No los dirá en público. Quedan para el confesor (se supone que el destinatario de esos detalles será el Presidente); la penitencia y el castigo también serán asunto a dirimir en el despacho del dueño del club. Ahora con menos cuartos para fichajes toca mirar a Mareo. Como ayer, como hoy, como siempre. Qué novedad.
Este año ha dejado a cada cual en su sitio: al Betis, destino anterior del salmantino sabio, en Europa. A Nico Rodríguez en Primera. A Javier Vidales en el Atlético de Madrid. A Moi Gómez, en Primera. A Herrera en la Superliga Griega. Al Pitu de salvador en Vitoria. Al Valladolid post Herrera en Primera, con acierto en el relevo del banquillo. Podíamos seguir repasando aquellos que al equipo gijonés no se le sirvieron y otros los desearon. Ya pueden ir cruzando los dedos para que no aparezca por Mareo un empleado de Florentino y fiche para Valdedebas a José Alberto López o a Isma Piñera. El acierto de este consejo en las categorías inferiores es su mejor bagaje. Trabajo anterior a que apareciera por aquí el último de la fila.
Para suerte del Sporting nadie se separó. La Mareona ayudó hasta el final: pasando por taquilla y viajando hasta cada rincón del mapa de la Liga. La afición se guardó, incluso, viejos lemas y bufandas verdes y amarillas. Ese estado de ánimo positivo tuvo un punto de inflexión en la despedida del ausente, siempre presente: Quini es ya un estado de ánimo.
"En el deporte no hay fracasos, sino rivales mejores". Con esa frase resumió Kubala la participación de España en Argentina 78. El mundial de "La Martona", donde los jugadores se quejaban de vivir en un campo de concentración. Cardeñosa quedó marcado por un gol que no consiguió frente a Brasil. Quini y Uría no fueron titulares, aunque el carrilero hizo un buen partido en el empate a cero frente a los brasileños. Dos jugadores aportó el Sporting a aquel combinado nacional. Cuarenta años después Asturias tiene un médico en el banquillo: Óscar Celada, otro centrocampista que "no llenaba" al Molinón y jugó a gusto en el Zaragoza. En el pasto la sombra del guaje Villa es alargada. Y la de Mata y Cazorla.
La afición de la Tribunona era en tiempos pretéritos condescendiente con jugadores lejanos y exigente con los cercanos. Algo está cambiando. Las temporadas recién terminadas del Sporting B y del Juvenil tienen mucho que ver con ese cambio de actitud. Los jóvenes aficionados apuestan por el yogur de las praderas de Mareo. La continuidad de Torrecilla y Baraja a la afición le deja indiferente. Para la próxima temporada fichajes los justos: por presupuesto y por sentido común. ¿Cómo se explica tanto defensa central y tanto desajuste a la hora de la verdad? Álex Pérez y Guitián sobraron en Pucela y a la vista está que acertaron en la decisión. La preparación física del filial aguantó hasta el último suspiro de la promoción, cuando Nino desarmó la bolera. La plantilla principal se desfondó partido a partido hasta la debacle final.
Pedir sensatez al Sporting igual es mucho pedir viendo a la RFEF, al Real Madrid y a Lopetegui hacer el ridículo. España puede con todo, así es de grande.