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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión del Oviedo y del Sporting: La chispa de la vida

Se va Arribas y al Cuco le quedan sus dos centrales de garantías y Christian Fernández, pero si se tienen en cuenta los números que presenta este año, el muchacho que eligió Bolaño como nombre de guerra ya no está en la lista de los elegidos

Jimmy, Lucas, Christian (detrás), Arribas, Mossa, Joselu, Álex Suárez (tapado) y Sandoval, con Grippo (de espaldas), Obeng y Armenteros, detrás, ayer, en El Requexón, durante el entrenamiento del Oviedo tras el empate ante el Mirandés. Irma Collín

La vuelta al trabajo del Oviedo tras las vacaciones de Navidad se ha producido con la baja de Alejandro Arribas. Empieza el baile de todos los años por estas fechas. El central, que también era uno de los capitanes, se ha marchado rumbo a México, la tierra de Carso, don Federico y Joaquín del Olmo. Ahora le toca salir a jugar a Rubén Reyes. A la doble RR de la dirección deportiva azul le corresponde buscar un defensa central para completar la nómina, no vayan a coger un resfriado Costas y/o Calvo y se resquebraje la base sobre la que se está cimentando el intento de asaltar el play-off.

Al Cuco le queda la opción de Christian Fernández, que como la Coca-Cola es la chispa de la vida (y de la risa) del vestuario carbayón. Pero si se tienen en cuenta los números que presenta este año, el muchacho que eligió Bolaño como nombre de guerra ya no está en la lista de los elegidos.

Suele pasar con puestos tan específicos. Y cuando las cosas funcionan mejor no tocar nada. Por lo demás, a la espera de que no se produzcan noticias desagradables por la vía de los antígenos y los PCR.

Mientras, a 28 kilómetros, el Sporting gasta las horas a la caza de un delantero. Son los días en los que los directores deportivos deben desempolvar la agenda y todo el trabajo de scouting. Cuentan los que saben de esto que Rico lleva gastadas varias baterías de su móvil, pero no acaba de encontrar algo bueno, bonito y barato. De todas formas, queda partido. Y mucho. P’aburrir.

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