En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: El VAR nuestro de todos los días

Otra jornada "furgolística" en la madreñina consumida. Ya queda menos para que los papás y las mamás Noel se descuelguen por la chimenea, la cañería principal de la fachada o entren por la puerta del garaje

Protesta en la Premier contra el VAR

Protesta en la Premier contra el VAR / EFE

Pablo González

Pablo González

Otra jornada "furgolística" en la madreñina consumida. Ya queda menos para que los papás y las mamás Noel se descuelguen por la chimenea, la cañería principal de la fachada o entren por la puerta del garaje. El Oviedo y el Sporting sumaron otro puntín entre quejas por los arbitrajes. El disgusto más reciente es el de la casa azul, cuyos habitantes se quedaron perplejos por el gol que se le anuló a Seoane ante el Racing de José Alberto por una falta perdida en el tiempo y en el espacio. Son las cositas que tiene este VAR, ese cuyas normas solo entienden ellos, el colectivo, que tiene como máxima "si no gano, empato". Pero de perder o de reconocer un error, nada de nada. Pero, amiguinos y amiguinas, es lo que hay. Y tanto Carrión como MAR lo saben. Ahí está la respuesta del míster del Oviedo cuando le preguntaron por el arbitraje: regateo y a otro asunto.

El consuelo es que suele ocurrir que los errores a favor y en contra se acaban compensando unos a otros. Seguir dando la matraca en modo Manolín "el ultra" con los arbitrajes es quitar el foco de un partido como el de El Sardinero, que fue entretenido para el espectador neutral, algo que no es muy común en el "fúrgol" de hoy en día, y mucho más en la nada vistosa Segunda División. Y así, señoras y señores, avanzamos hacia el final de la primera vuelta y, ojito, hacia el mercado invernal, ese de las segundas, terceras, cuartas, quintas… oportunidades. En el bazar del balón, los azules buscan velocidad, y los rojiblancos, gol, en busca de, por una vez, darles una alegría a los suyos. Si esto es así, nadie se acordará del trencilla ni del VAR. El resultadismo sobre todas las cosas. No hay más, ¿oyisti, güey?

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