Fútbol es fútbol

La opinión de Antonio Rico: El alojamiento de Messala

Sobre el fútbol austero de antes y los vicios del deporte moderno

El "Fussballliebe", el balón oficial de la Eurocopa 2024

El "Fussballliebe", el balón oficial de la Eurocopa 2024 / EFE / UEFA

Antonio Rico

Antonio Rico

Messala y Judá Ben-Hur se reencuentran después de muchos años, pero Messala ya no es aquel niño romano del que se enamoró Tirzah, la hermana de Judá, y Ben-Hur pronto entenderá que Roma ha convertido a su amigo en un duro militar con mucha ambición y pocos escrúpulos. Cuando Messala y Judá entran en el alojamiento del romano, Ben-Hur echa un rápido vistazo y dice que le parece un polo lóbrego, pero Messala apostilla que no es lóbrego, sino austero, severo… Romano. Siempre he estado de parte de Judá en la película "Ben-Hur", pero reconozco que la apostura de Messala con las manos en la espalda mientras admite que sus aposentos son austeros, severos y romanos me atrae más que la elegancia del rico príncipe Judá cuando invita a Messala a comer en su casa. Los viejos futboleros somos más de Messala que de Judá porque nos gusta el fútbol austero, severo… Romano. El fútbol moderno es muy poco romano. Cuatro ejemplos.

1. Los porteros visten de negro. Y llevan camisetas de manga larga. Y no celebran sus paradas como si les hubiera tocado el gordo de Navidad. Herrera, el buen portero de Osasuna, es casi más famoso por el espectáculo que monta después de sus paradas que por sus paradas. ¿Es necesaria tanta celebración? ¿Es necesario tanto chocar las manos, como si fuera un partido de baloncesto? ¿Son necesarios tantos abrazos, golpes de pecho, gritos y gestos a la grada? Una portería debería ser austera, severa y romana, como el alojamiento de Messala.

2. Las joyas de la Castafiore. Como dice Santiago Alba Rico, el álbum de Tintín "Las joyas de la Castafiore" es un ejemplo magnífico que hace realidad el proyecto de Flaubert de escribir un libro sobre nada, un libro en el que no pase nada. Hergé consigue en "Las joyas de la Castafiore" mantener el suspense sin que nunca llegue a pasar nada. Pues bien, ¿todos los partidos tienen que ser tan locos, nerviosos, caóticos, atropellados y sin pausa como la semifinal de la Supercopa entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid? Los goles son la salsa del fútbol, pero ¿el fútbol es solo salsa? ¿Por qué un partido de fútbol no puede ser hermoso y entretenido sin que pase nada, es decir, sin que haya goles? ¿Qué tiene de malo un austero y severo 0-0, siempre que mantenga el suspense? ¿Las tertulias futboleras de los bares no pueden ser romanas y flaubertianas?

3. ¿Qué nos importan las tripas? No soporto esa moda horrible de mostrar los vestuarios antes de un partido, ni esas imágenes de los futbolistas antes de salir al terreno de juego, ni esos micrófonos que nos permiten escuchar las arengas "motivadoras" y los gritos de los jugadores… ¿Qué es esto? ¿Por qué ese interés en mostrar las tripas de un partido de fútbol? Los dichosos "así se hizo" en el cine rompen un pacto entre los espectadores y todos los que intervienen en la producción de una película. Un documental sobre "cómo se hizo" una película es tan antierótico y poco romano como las imágenes de los futbolistas en el vestuario.

4. El área técnica no es una mini grada de animación. Un entrenador debe, ante todo, ser austero, severo y romano. O sea, todo lo que no es Simeone o Mourinho. ¿Un entrenador agitando a los aficionados? ¿Un entrenador celebrando un gol como si lo hubiera marcado él, al estilo de Klopp en el Liverpool? Por favor. Necesitamos más entrenadores como Ancelotti que, aunque no es romano de nacimiento, es tan romano como Messala. Cuando Guardiola y Ancelotti se encuentren en un partido de Liga de Campeones, el entrenador del Manchester City dirá que el área técnica del entrenador del Real Madrid le parece un poco lóbrega. Adivinen lo que contestará Ancelotti.

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