Opinión | Fútbol es fútbol

La vida extrema, el arte infantil y el diálogo simpsoniano

1. Real Madrid extremófilo. Los extremófilos son seres que pueden vivir en condiciones extremas como en chimeneas termales en el fondo del mar a 120 grados, en el interior de las piscinas con residuos de las centrales nucleares soportando radiaciones mil quinientas veces superiores a las necesarias para matar a un ser humano, en el desierto de Atacama prácticamente sin agua o en el interior de rocas a tres kilómetros bajo tierra alimentándose de restos de hierro, potasio o azufre. Vaya mierda de vida. Pero es vida. En el planeta fútbol también hay equipos extremófilos que pueden vivir en condiciones extremas como en el estadio del Manchester City, sometidos a una presión agobiante, sin apenas ocasiones de gol que llevarse a la boca y soportando una radiación desde la grada que mataría a cualquiera. Pero eso no es una mierda de vida porque el extremófilo Real Madrid se clasificó para jugar una semifinal de Liga de Campeones sin importarle la falta de agua ni tener que alimentarse de restos del hierro de Rodrygo, potasio de Vinicius Jr. y azufre en el penalti definitivo de Rüdiger. La vida en el fútbol, como en la Tierra, puede existir dentro de unos límites amplísimos.

2. Ancelotti y Miró. La frase más escuchada delante de un cuadro de Miró es: "Eso lo hago yo". O, en una tierna variante: "Eso lo hace mi hijo pequeño". Sorprendentemente, los museos no están llenos de cuadros de padres e hijos que pintan como Miró. En los bares futboleros, una de las frases más escuchadas cuando juega el Real Madrid, el Manchester City o el PSG es: "A ese equipo lo entreno yo". Al menos, estos entrenadores ocultos no dicen que sus hijos también podrían entrenar al Madrid, al City o al PSG, quizás porque los reservan para ser titulares en alguno de esos equipos. ¿Entrenar como Ancelotti es tan fácil como pintar como Miró? Parece que sí. Se trata de poner a un montón de grandes futbolistas en el campo y de poner colores chillones en una tela. Y ya está. Chupado. Ancelotti es el Miró del fútbol, y los bares están llenos de Ancelottis infantiles que nunca ganarán una Liga de Campeones.

3. Demasiada comunicación. Decía John Ford que el mejor cine es aquel donde hay mucha acción y pocos diálogos. Puede que el director de películas inmortales como "La diligencia" o "El hombre tranquilo" no estuviera aquí muy fino, o a lo mejor es que se refería al fútbol. El mejor fútbol es aquel donde hay mucha acción y pocos diálogos, es decir, mucho juego y poco diálogo de los árbitros con los jugadores, de los entrenadores a gritos con los futbolistas que tiene más cerca, de los árbitros con los tipos del VAR, de los futbolistas con otros futbolistas, de los comentaristas con otros comentaristas… Como dice Homer Simpson, el problema de las parejas es la comunicación… ¡demasiada comunicación! Uno de los problemas del fútbol moderno es la comunicación. Demasiada comunicación, demasiado diálogo en el terreno de juego, en las áreas técnicas, en las salas del VAR, en los vestuarios (¡la moda de las arengas televisadas antes del partido!) y en las retransmisiones televisivas. ¡Silencio, aquí se juega!

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