Oviedo

El Gobierno cántabro, que en 2004 presidía, como ahora, el regionalista Miguel Ángel Revilla, con el apoyo del PSOE, inició su andadura proclamando que la que comenzaba era «la legislatura de la industria». Aquel compromiso, que intentaba dar un giro a una economía de Cantabria que crecía, pero, en parte, a fuerza de desmanes urbanísticos en su costa, puede estar en la raíz del escándalo que sacude a la Administración con sede en Santander. Como la Asturias que a principios de los años noventa ansiaba captar un gran proyecto industrial y sufrió el «petromocho», la Cantabria de este siglo está damnificada por un caso que a nivel popular se conoce como el timo del «tocoyeso».

El asunto viene de cuando, hace cuatro años, se firmó con gran despliegue mediático un acuerdo con el grupo costarricense Pujol Martí para poner en marcha en la localidad cántabra de Orejo una fábrica de paneles de fibroyeso, un material de construcción análogo al «pladur». Se iban a crear 240 empleos. Era consejero de Industria y uno de los principales artífices del acuerdo el cántabro-leonés Miguel Ángel Pesquera, que hasta su incorporación al Ejecutivo de Revilla había sido presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón. Cantabria, según una información del diario «El Mundo», se embarcó en una sociedad con los costarricenses desoyendo los informes internos en contra de Sodercan, sociedad regional de promoción equivalente al Idepa asturiano.

A la vuelta de estos años, las naves están construidas, pero la fábrica no ha echado andar, la inversión se ha disparado y el socio costarricense ingresó 44 millones por la venta a la empresa que comparte con la Administración cántabra de la maquinaria de la fábrica, almacenada en Alemania desde 2001 y pensada inicialmente para su instalación en América. Los mismos informes internos del Idepa cántabro habían puesto en duda el valor de esas máquinas.

Según las mismas informaciones, la inversión ha pasado de los 67 millones previstos a los 95 actuales y se han incumplido todos los anuncios de comienzo de actividad que comenzaron en 2005. La sociedad formada por el grupo costarricense y la pública Sodercan acumula una deuda financiera de 16 millones de euros y tiene sin pagar 1,5 millones a empresas cántabras. Pujol Martí, por su parte, dice que la fábrica no arranca porque Cantabria no ha puesto el dinero comprometido.

La oposición política ha pedido explicaciones. Presumiblemente, las dará hoy, en el Parlamento, el actual consejero de Industria, el vasco Javier del Olmo, quien fuera hace años director general de Transportes del Principado.

La sociedad

El Gobierno cántabro, a través de Sodercan, se asoció en 2004 con el grupo costarricense Pujol Martí para invertir 67 millones en una fábrica de paneles de yeso con 240 empleos. El Ejecutivo pasó por alto los informes internos en contra de Sodercan.

Las máquinas

El acuerdo incluyó que la sociedad (GFB) comprara a Pujol Martí, por 44 millones, maquinaria que tenía almacenada en Alemania desde 2001.

Las deudas

Las naves se construyeron en la localidad de Orejo. GFB dejó pendientes de pago 1,5 millones de euros a contratas cántabras y acumula una deuda financiera a corto plazo de 16 millones.

Los plazos

El Gobierno de Miguel Ángel Revilla hizo desde 2005 sucesivos anuncios de que la fábrica empezaría a funcionar, sin que ninguno se cumpliera. La planta no consigue arrancar y Pujol Martí culpa a la Administración cántabra.