La fusión virtual entre la CAM, Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria ha tenido una víctima colateral en Caja Madrid, que ha visto cómo se perdía por el horizonte una de las opciones que más tiempo llevaba barajando con el expreso beneplácito del Banco de España: una alianza con la caja alicantina. El supervisor había diseñado una operación que incluía también a Caixa Galicia y que al final se ha disuelto como un azucarillo. La entidad gallega, como es conocido, se ha visto forzada por su Gobierno autonómico a fusionarse con Caixanova. Y la CAM se ha buscado unos socios que le han permitido esquivar lo que tenía toda la pinta de ser el abrazo del oso, es decir, acabar absorbida por la entidad presidida por Rodrigo Rato.

Antes de la llegada de éste al cargo, en tiempos de Miguel Blesa, Caja Madrid y la CAM estuvieron a punto de firmar un SIP, pero la intervención de la Generalitat, advirtiendo que no aceptaría la pérdida de una plaza financiera, dio al traste con la operación. Fue en noviembre pasado. Desde entonces, la caja alicantina ha explorado numerosas vías, incluida la fusión con Bancaja, considerada inviable económicamente, y alianzas con Cajamurcia y la vasca BBK que fracasaron por las elevadas exigencias de estas entidades.

Así que ahora Caja Madrid se ha quedado sin partenaire y lo peor del caso para ella, tan castigada como está por la crisis financiera, su exposición al sector inmobiliario y la necesidad de acceder al FROB, es que no se atisban demasiadas posibilidades de boda, al menos en este momento. Descartadas por motivaciones políticas las cajas vascas y las catalanas, sin duda Caja Madrid vería con muy buenos ojos una alianza con Bancaja, la tercera entidad de ahorros por ahora. En el pasado así la ha mirado, pero mucho deberían cambiar las cosas para que ésta le hiciera caso. El presidente de la caja valenciana, José Luis Olivas, ha dejado muy claro a quien ha podido oírle -se supone que Rato, con el que tiene muy buena amistad, estará entre ellos- que no se plantea ninguna fusión en este momento, que se reserva para una segunda oleada dentro de dos años y que, en cualquier caso, liderará una operación. Así que esta opción parece descartada, aunque ayer mismo ya se oían maliciosas voces en Alicante que daban por hecho que Bancaja va a empezar a sufrir ahora la presión de Caja Madrid y el Banco de España que la CAM ha logrado sortear en el último momento.

Teniendo en cuenta que las cajas pequeñas y la mayoría de las medianas no le solucionarían nada y que parece complicado que las andaluzas Unicaja y Cajasol se avengan a caer en sus brazos, diversas fuentes financieras apuntan que la aragonesa Ibercaja, con unos activos de 45.000 millones y bien saneada, podría ser, si se deja, una novia perfecta para Caja Madrid, al igual que para Bancaja. Si no, la entidad presidida por Rato podría hacer como la entidad valenciana y esperar esa segunda oleada, donde se podrían poner a tiro algunas firmas ahora fusionadas, como las cajas gallegas o las castellanas Caja España-Caja Duero, pero, sobre todo, retomar el viejo proyecto ahora finiquitado y unirse al SIP que lideran CAM y Cajastur. El tiempo dirá.