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La guerra a las energías «verdes»

Los consumidores pagan en subvenciones a las renovables y a la cogeneración

unos 7.000 millones de euros anuales

Oviedo, M. MARTÍNEZ

Las subvenciones a las energías renovables y a la cogeneración les cuestan a los consumidores unos 7.000 millones de euros anuales, según los cálculos de la patronal del sector eléctrico, Unesa.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, volvió a destapar la caja de los truenos el pasado jueves al plantear la necesidad de «detener ya la construcción de las renovables más costosas, preasignadas o no», ya que «el país no puede pagarlo», y añadir que hay tecnologías como la termosolar que están creando una «burbuja insostenible». Galán aplaudió la moratoria aprobada por el Gobierno para la instalación de renovables, pero la consideró «insuficiente». En este sentido, apeló a la necesidad de aplicar nuevas medidas para acabar con el déficit de tarifa, así como ampliar la suspensión de primas «verdes» a las plantas que se encuentran en los prerregistros, entre ellas cerca de 1.200 megavatios (MW) termosolares.

El déficit tarifario es la diferencia entre el coste real de la electricidad y lo que los consumidores pagan por ella, y computa como una deuda contraída por éstos. Su importe supera los 24.000 millones de euros.

El presidente de la primera compañía eléctrica del país aseguró que el apoyo a las energías renovables en España (22,5 MWh) supone el coste «más alto de Europa», hasta el punto de que duplica el de Alemania y cuadruplica el de Francia. Y, además, el coste de las energías renovables en España es un 50% superior a la media.

Según Unesa, «la energía, si no se incluyen las subvenciones a las renovables y a la cogeneración, representa menos de un tercio de lo que pagan los consumidores».

Los que producen energía eléctrica con tecnologías renovables y los que lo hacen mediante cogeneración cobran lo mismo que el resto de los productores más una subvención, denominada prima. Lo que los consumidores pagan por estas energías va, según Unesa, de poco menos del doble en el caso de las instalaciones eólicas hasta diez veces en el caso de las fotovoltaicas.

Respecto a la energía fotovoltaica, Unesa distingue entre las instalaciones posteriores a 2009, que cobran una subvención de unos 110 euros MWh producido, mientras que las antiguas -anteriores a 2009- cobran 370 euros. En 2010 estas instalaciones sólo produjeron el 8% del total de la energía renovable, pero percibieron el 24% de las subvenciones.

Las termosolares a las que se refirió Sánchez Galán están en fase de investigación y desarrollo, y su coste en ayudas supera ya los 2.000 millones de euros anuales.

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