"O conseguimos asegurar el porvenir de nuestra industria o nos resignamos a ser un país que mira al cielo, a la espera de que el sol garantice el año turístico y las visitas a nuestros parques temáticos", sostuvo ayer Javier Fernández, presidente del Principado, en un desayuno informativo organizado por LA NUEVA ESPAÑA y patrocinado por el Banco Santander y al que asistieron más de 400 representantes de la vida económica y social asturiana en el hotel de la Reconquista de Oviedo.

La pretensión europea de que la aportación industrial al PIB alcance el 20% en 2020 es "un objetivo obligado" por ello "para España", afirmó Fernández, porque la industria tiene una "inigualable capacidad de generar y difundir la innovación" y de ejercer un "efecto tractor sobre el conjunto de la economía".

Para frenar la desindustrialización y el riesgo de cierres y traslados fabriles, España debe resolver, según el jefe del Gobierno autonómico, el "colosal problema energético que padecen las industrias y los consumidores", que "no admite más demoras". "La repercusión de un alto precio de la energía para las industrias", avisó, "puede resultar demoledora para la actividad económica y el empleo".

La amenaza de cierre de la planta avilesina de la multinacional Alcoa a causa de los costes energéticos constituye, dijo, "el problema urgente, el que más apremia". "Hoy podemos evitar el cierre de Alcoa. Basta con que el Ministerio de Industria convoque una segunda subasta del servicio de interrumpibilidad y en ella Alcoa alcance los lotes necesarios". "La supervivencia de la planta avilesina está hoy en manos del Ministerio", sentenció.

Junto con la apuesta por la industria y un patrón de crecimiento que combine "la modernización de los sectores tradicionales y el empuje de los emergentes" ("en lugar de plantear un sustituto milagroso capaz de convertirse en elemento motriz de la nueva economía"), Fernández postuló una estrategia regional que focalice sus ventajas competitivas en la "calidad" y que aproveche oportunidades objetivas como el sector de la salud. "Con el nuevo HUCA, que nos debe permitir avanzar en la investigación; las instituciones privadas asturianas de altísima calidad existentes, y la Fundación Biosanitaria tenemos la oportunidad de ser una referencia del sector". "Asturias", señaló, "ya fue capaz de reinventarse con anterioridad y hace años sólo Pedro de Silva creía en las posibilidades turísticas de Asturias; tenemos una tradicional industrial y un fermento del que carecen otros territorios y un medio natural preservado". "Necesitamos creer en nosotros mismos. A veces nos quejamos de que tenemos poco peso por causa de nuestro tamaño, pero podemos ser una referencia por la calidad", reflexionó.

El dirigente autonómico fue cauteloso sobre la recuperación económica española. Apreció los buenos indicadores de los últimos trimestres en PIB, empleo, solvencia bancaria y mejora del crédito, pero también el "reverso tenebroso": "El aumento del PIB es mínimo; la inflación, nula; el empleo, de baja calidad, y podemos tener problemas con nuestra balanza de pagos. No sólo los indicios de recuperación son débiles, sino que la vida real de los ciudadanos no mejora; los servicio públicos empeoran y el precariado (la inseguridad ocupacional) se generaliza".

Fernández se congratuló de que la UE ya admita, con el llamado "plan Juncker" y la posible compra de deuda soberana por el BCE a comienzos de 2015, que "la austeridad forzosa ya no da más de sí" y que hay que estimular la economía, y no sólo con políticas de oferta, sino también de demanda, ante "el temor a un tercera recesión que se extiende por Europa".

Fernández mantuvo que, en su actual configuración, "esta Unión Europea no da más de sí y, a la vez, que "la superación de la crisis y transformación necesaria de la economía española dependen por completo del porvenir de la UE". Por lo tanto, y en su percepción, son cruciales "las debilidades del diseño de la moneda única" por las "carencias institucionales y políticas de la propia Unión". El euro ha demostrado, a su juicio, que no es viable la unión monetaria sin unión fiscal y que las monedas precisan un Estado. La UE, con un presupuesto equivalente a sólo el 1% del PIB, carece de capacidad, indicó, para afrontar "auténticas políticas de crecimiento". Y planteó a tal fin más integración fiscal en Europa y dotar a la UE, hoy sólo con capacidad de "supervisión", de un "poder central" y de un "instrumento centralizado de estabilización" económica. Para ello propuso la "cesión a un órgano supranacional de la tributación de las bases imponibles más móviles y más sujetas a los procesos de competencia fiscal".

El presidente del Principado y líder regional del PSOE denunció que, mientras a Europa se le exige que evolucione hacia la integración fiscal, en España se está dando el "proceso inverso", con competencia tributaria entre regiones, "cuando no 'dumping' fiscal", y cuestionó "si quienes se erigen en defensores últimos de la cohesión y la unidad de la nación no practican un 'dumping' fiscal territorialmente insolidario y disgregador".