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La renuncia a heredar infla las arcas públicas

Cuatro asturianos rechazan cada día legados por deudas o imposibilidad de pagar el impuesto de sucesión | Los bienes van a Hacienda y en menor medida al Principado

La renuncia a heredar infla las arcas públicas

La crisis ha cargado de deudas las herencias en Asturias, y los impuestos de sucesión han hecho que muchas de ellas se conviertan en una losa demasiado pesada para las economías familiares de los herederos. Tan abultado es ese peso que está provocando que cada año más herederos decidan renunciar a recibir su legado. Es un montón de patrimonio (dinero, inmuebles, acciones...) que tras recibir el "no" acaba en manos del Estado para que lo administre a su antojo. No obstante, el camino no es directo, tiene sus curvas y bifurcaciones.

Sólo en los tres primeros trimestres del año pasado cuatro asturianos rechazaron cada día heredar. En esos nueve meses hubo 5.927 renuncias, un 27% más que el año anterior. Tanto si se acepta como si se renuncia el paso por el notario es ineludible, en el último caso para firmar una escritura formal en la que el rechazo se hace oficial. El Estado, y más concretamente un organismo llamado Patrimonio (que forma parte del Ministerio de Hacienda), es el último escalón de las herencias cuando a nadie le interesa ese legado. Luego, en la mayor parte de los casos, los bienes se subastan.

Antes de llegar hasta ahí, se van explorando las diferentes ramas familiares del difunto en busca de alguien que quiera hacerse cargo de su patrimonio, hasta llegar a los primos carnales, la última barrera antes del Estado. Pero todo depende de si el legado tiene o no deudas. Si las tiene, y a los herederos no les conviene asumirlas, lo más probable -según explican los abogados asturianos consultados- es que el proceso acabe ante el juez para que el dinero o los inmuebles (lo que se conoce como masa hereditaria) que contiene la herencia del fallecido se lo repartan los acreedores hasta cubrir lo máximo de lo adeudado. Es un procedimiento judicial muy similar al concurso de acreedores.

La crisis y el aumento de los impuestos han provocado que Patrimonio del Estado esté engordando a pasos agigantados. El decano del Colegio de Notarios de Asturias, Esteban Fernández-Alú, asegura que, simplemente a ojo, sin tirar de estadísticas, se nota un crecimiento muy elevado de rechazos a heredar. "Antes lo que había era renuncias parciales, es decir, que un familiar renunciara al legado a favor de otro; podía darse un caso de vez en cuando, antes era rarísimo. Sin embargo, ahora, cada poco hay uno", señala Fernández-Alú, que añade que "las causas son claras: o hay deudas o si el patrimonio es importante y no hay liquidez es frecuente que no se puedan pagar los impuestos".

Dentro de las herencias con deudas no es lo mismo que los acreedores sean privados a que lo sea la Administración del Estado (la Seguridad Social o Hacienda). En el primer caso, se va a un proceso judicial y el magistrado puede obligar a los acreedores a hacerse cargo de algún inmueble o bien de la persona fallecida. En el segundo, se va directamente a subasta pública y el dinero se reparte hasta cubrir las deudas. Si no llega, ya no hay a quién reclamar.

"El Estado nunca pierde", resume la abogada asturiana María Díaz, experta en sucesiones. En el caso de que el fallecido no debiera nada a nadie y que sus herederos rechacen su legado por el hecho de que no pueden hacer frente al impuesto de sucesiones, que en Asturias es de los más alto de España, la herencia pasa a Patrimonio. Sin embargo, Díaz puntualiza que "como existen peculiaridades en estos temas y los impuestos están transferidos a las comunidades autónomas, la propia ley obliga a que un porcentaje determinado de los bienes que hereda el Estado se los quede el Gobierno autonómico para su propio beneficio".

Si se acepta una herencia, se hace con todas sus consecuencias. Es decir, con su dinero y patrimonio, y también con sus deudas. Pero lo que muchos herederos desconocen, sostiene otro abogado experto en estas lides, Luis Pérez, es que pueden pedir lo que se conoce como beneficio de inventario. Este sistema exige acudir ante un juez que, a su vez, nombra a un administrador de la masa hereditaria. Éste hace una evaluación entre lo que se debe y lo que hay para pagarlo. Se paga a los acreedores con los bienes incluidos en la propia herencia y lo que sobre es para el heredero, que, mediante esta fórmula no asume ninguna deuda ni ningún riesgo. Algunos expertos critican, no obstante, este sistema ya que aseguran que es lento y costoso.

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