La compañía india Tata Steel y la alemana Thyssenkrupp preparan un acuerdo para fusionar sus negocios de producción de acero en Europa. Ambos competidores de Arcelor protagonizan así el primero intento de concentración que se registra en un contexto siderúrgico marcado por el hundimiento de los precios, la competencia china y los problemas de sobrecapacidad del sector.

La prensa alemana y estadounidense ha informado, citado fuentes empresariales y gubernamentales, que los dos grupos mantienen conversaciones de alto nivel desde hace más de un año en busca de una alianza. La estructura preferida por Thyssen consiste en unir los activos siderúrgicos europeos de ambas compañías en una sociedad conjunta. La negociación afecta a las plantas de fabricación de acero y no a otras instalaciones. La operación no tendría efectos por tanto sobre las dos fábricas y el centro de investigación que la compañía alemana tiene en Asturias (factorías de pasillos rodantes y de pasarelas de aeropuertos en Mieres y centro de I+D en Gijón).

ThyssenKrupp emplea en Europa a 27.000 personas, de ellas 13.000 en la fábrica alemana de Duisburg, factoría que según el diario Rheinische Post podría estar en peligro porque Tata tiene otra fábrica de acero moderna a 200 kilómetros, en Holanda, con conexión directa al Mar del Norte.

Tata Steel es el segundo mayor productor de acero de Europa, por detrás de Arcelor. La compañía ha anunciado en los últimos meses despidos en sus fábricas de Reino Unido, cuya venta también ha explorado. Algunos analistas consideran que esa venta allanaría el camino para la combinación de los activos holandeses de Tata, dedicados a productos planos, y las plantas de Thyssenkrupp. Credite Suisse ha calculado que la operación reportaría unas sinergias (ahorros de costes) de mil millones de euros.

La estrategia de Thyssenkrupp está orientada a reforzar su perfil de ingeniería y fabricación de productos de alto valor añadido, particularmente el negocio de los elevadores. El presidente de Thyssen, Heinrich Hiesinger, calificó en el pasado como "sensata" la hipótesis de una consolidación en el sector siderúrgico. La caída del negocio por los bajos precios, derivada de la débil demanda y también de la competencia china, han movido también a Arcelor a hacer ajustes en sus plantas del País Vasco de Sestao, con la producción suspendida, y Zumárraga, al borde del cierre.