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Roberto Porras y Enrique Pañeda muestran billetes de santiaguín.JUAN PLAZA

Otra moneda es posible en Asturias

En el Principado circulan divisas alternativas como el copín o el santiaguín, similares a la que pretende implantar Colau en Barcelona pese al rechazo del Banco de España

Más de 600 asturianos hacen habitualmente compras con copines y en el barrio de Nuevo Gijón, en fechas señaladas, se paga con santiaguinos. Son dos ejemplos de monedas complementarias que funcionan en Asturias. Se ajustan a un modelo que el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, calificó de "imposible" e "indeseable" cuando la alcaldesa de Barcelona, Ana Colau, anunció su proyecto para implantar una moneda paralela al euro en su ciudad.

Pese a las reticencias del Banco de España, coexisten en el país cerca de medio centenar de monedas complementarias con nombres tan peculiares como el chavico, la oliva, el zoquito, el puma, el boniato o el ekhi. Los estudiosos de este fenómeno dividen estas monedas en dos categorías. Por un lado están las monedas sociales o de crédito mutuo, creadas con el objetivo de favorecer a colectivos desfavorecidos, y por otro lado están las monedas locales, puestas en circulación con el propósito de beneficiar al comercio de proximidad. De los dos tipos hay ejemplos en Asturias.

Las asociaciones Proyecto Fresneda, de Llanera, y Partycipa, de Oviedo, pusieron en marcha en septiembre de 2012 la red asturiana de comunidades de trueque Rastru, un sistema alternativo de intercambio de bienes y servicios que utiliza como moneda el copín, que tomó su nombre de una medida de capacidad que se usaba antiguamente en Asturias. "El copín es una moneda virtual que equivale a un euro y que se utiliza como intermediaria para hacer trueques indirectos", explica el médico Valentín Pérez, promotor de Proyecto Fresneda y uno de los fundadores del copín.

El acceso a la red de intercambio se realiza a través del portal de internet www.rastru.es. Para registrarse, el usuario tiene que ofrecer un bien o un servicio y ponerle un precio en copines. Parte con cero copines y si vende tendrá un saldo positivo y si compra en la red negativo. Ese préstamo no tiene intereses, pero hay un límite máximo de endeudamiento para evitar desequilibrios. "Si una persona con pocos recursos quiere montar una panadería puede encontrar en la red un albañil que le haga la obra por una cantidad de copines que luego este podrá utilizar para obtener pan durante un tiempo", ejemplifica Valentín Pérez, que destaca que esta moneda de crédito mutuo sin intereses "pretende brindar oportunidades a personas que están en riesgo de exclusión". Todas las transacciones están gravadas con una tasa del 8% y la cantidad de copines recaudada se destina a fines sociales decididos por las comunidades que sostienen la red y que están implantadas en los concejos de Llanera, Siero, Oviedo, Gijón, Langreo y Cabranes.

La mayor parte de los productos que se intercambian son alimentos que pasan del productor al consumidor sin intermediarios. "Más de 1.300 personas se han dado de alta en la red de Rastru, de las cuales aproximadamente la mitad realizan intercambios con frecuencia", apunta Valentín Pérez, que destaca que el servicio, gestionado por las comunidades, se basa en la confianza. "Casi todos nos conocemos y nadie quiere quedar mal con su vecino, pero a veces hay algún listo que se endeuda y desaparece. Como pasa en los bancos, siempre hay algún impago", reconoce el fundador del copín.

La Comunidad de Intercambio de las Cuencas Mineras, con sede en Mieres, también trató de poner en marcha una iniciativa similar, pero su moneda, el triskel, no cuajó. "Lo pusimos en marcha un grupo de personas pero no salió adelante, no tuvo mucha aceptación, y se disolvió", afirma Pedro Luis Cuevas, que fue uno de los promotores.

La asociación de vecinos "Santiago" de Nuevo Gijón, Perchera y La Braña aspira a que su moneda, el santiaguín, se consolide. En este caso está más cerca del modelo de moneda local que del social. Surgió el pasado verano dentro del programa de apoyo al comercio de barrio "Crecemos juntos". La moneda estuvo en circulación durante una semana, coincidiendo con las fiestas de Nuevo Gijón en julio. Cada santiaguín equivalía a un euro y con él se podían hacer compras en 22 establecimientos del barrio gijonés, desde bares a ferreterías que ofrecían ofertas y descuentos a los que compraban con santiaguines. "Se cambiaron a santiaguines más de 2.000 euros y hubo gente que se quiso quedar con billetes como recuerdo. Fueron 240 euros que se destinaron a financiar el periódico del barrio", destaca Roberto Porras, presidente de la asociación de vecinos "Santiago".

La iniciativa volverá a repetirse, aumentada, desde mañana y hasta el 4 de diciembre. Una quincena en la que el santiaguín volverán a circular y, como novedad, podrán obtenerse a cambio de euros en los establecimiento participantes y no sólo en la sede del colectivo vecinal como en la primera edición. "Con los santiaguines apoyamos la dinamización económica de la zona y generamos identidad de barrio. Está demostrado que en comunidades pequeñas las monedas alternativas funcionan", afirma convencido Porras.

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