La brecha salarial entre hombres y mujeres en Asturias sigue agrandándose. La secretaria de Igualdad de UGT en Asturias, Carmen Escandón, presentó ayer un estudio en el que se asegura que los varones cobran, de media, un 27,3% más que las féminas. Con lo que el Principado se coloca cuatro puntos por encima de la media nacional, que está en el 23,3%.

El informe señala que las asturianas cobran 6.921 menos que sus compañero. Esta situación, según el análisis sindical, está propiciado por un sector servicios altamente feminizado donde los salarios son menores que en sectores donde es mayor la presencia masculina como la minería, industria, minería o construcción. De hecho, el 91,2% de las mujeres ocupan alguna actividad en los servicios.

En su análisis, Escandón destacó "negativamente" que las mujeres mayores de 45 años presentan la menor caída del paro durante este 2016, lo que supone un porcentaje del 0,8% frente al descenso del 3,7% que se ha dado entre los varones. La secretaria de Igualdad de UGT aseguró que este porcentaje pone de manifiesto que la "necesidad" de conciliación familiar sigue recayendo más sobre las mujeres que sobre los hombres.

Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) esgrimidos por Escandon las mujeres "sufren" de manera "más intensa" la "fuerte precariedad laboral". La tasa de temporalidad femenina es del 26,8% (24,1% la masculina) y del total de ocupados a tiempo parcial el 77% son mujeres.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2016, este 25 de noviembre, Carmen Escandon ha presentado la campaña que desarrolla UGT contra la violencia de género en el ámbito laboral.

El sindicato han propuesto cuatro medidas para luchar contra "esta lacra social" de la violencia de género. En concreto, UGT ha pedido un Pacto de Estado con la participación de todas las administraciones públicas, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, partidos políticos, organizaciones sindicales y empresariales.

Además, solicitan que se desarrollen políticas activas de empleo que faciliten a las víctimas el acceso al mercado de trabajo y a empleos de calidad, una cultura de tolerancia cero contra la violencia de género en las empresas y una mejora de los derechos laborales establecidos para las víctimas, en la que prime la protección y no la reducción ni la pérdida de ingresos.