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CARLOS BRAVO | Secretario de Protección Social de CC OO

"Pagar pensiones con impuestos sin más no resuelve el problema"

"Esta crisis y la forma de abordarla han anticipado en más de una década las dificultades que ya preveíamos en el sistema"

"Pagar pensiones con impuestos sin más no resuelve el problema"J. R. SILVEIRA

Carlos Bravo Fernández (1962) es desde 2008 secretario de Protección Social y Políticas Públicas dentro de la dirección nacional de CC OO y la persona que lidera el discurso del sindicato sobre las pensiones. Licenciado en Derecho y Geografía e Historia, Bravo estuvo recientemente en Asturias para exponer su visión sobre los desafíos que afronta el sistema público de Seguridad Social.

-La alarma sobre las pensiones se ha disparado. ¿Peligra la nómina de los pensionistas?

-Lo primero es trasladar un mensaje de tranquilidad: las pensiones están garantizadas. Los temores que se trasladan muchas veces tienen un origen interesado, pero es verdad que el sistema tiene unos ingresos por cotizaciones que no cubren el gasto anual. No lo hacen porque hemos tenido una destrucción muy fuerte de empleo, porque en la crisis hemos tenido políticas de devaluación salarial que han debilitado los ingresos de la Seguridad Social y porque en la recuperación económica el nuevo empleo tiene unas condiciones claramente inferiores a las del que se destruyó. En realidad se produce un anticipo de una situación que estaba prevista para finales de la próxima década, que es cuando la evolusión demográfica nos exigirá una mayor cantidad de recursos, porque en esos años llegarán a la jubilación las generaciones más numerosas. Esta crisis, por su intensidad y su duración, así como las políticas para abordarla, han anticipado el problema en más de una década, así que hay que buscar antes también las soluciones.

-Ha habido reformas con el PSOE y con el PP y en ambos casos se actuó sobre el gasto, recortando la generosidad de las pensiones presentes y futuras...

-Llegó la hora de actuar sobre los ingresos. Pero antes quiero precisar que las reformas e 2011 y de 2013 no son iguales. La primera fue pactada y la segunda, no. Todas las reformas pactadas desde 1995 han actuando sobre los ingresos, los gastos y los comportamientos de cotización, de manera equilibrada. En 2011 se endurecieron los requisitos de acceso a la jubilación, pero se mantuvo la edad a los 65 años y sólo se retrasó para las carreras cortas de jubilación. Se crearon nuevos derechos como la jubilación voluntaria anticipada a los 63 y se actuó sobre los ingresos, de forma que las bases máximas de cotización han subido. Por tanto, la reforma tenía elementos de ajuste del gasto y del ingreso.

-¿Y la de 2013?

-Fue aprobada por el PP en solitario, sin acuerdo. Entre otras cosas porque formó parte de la condicionalidad que se le puso a España como consecuencia del rescate del sector financiero. Cuando la reforma de 2013 despliegue todos sus efectos hará que la tasa de sustitución media sobre el salario (lo que supone la pensión inicial respecto al último sueldo en activo) que, según la Comisión europea, pasará del 79% en 2013 al 47% en el 2060. Hay que corregir eso.

-Es generalizada la opinión de que subir las cotizaciones dañaría la creación de empleo...

-Los ingresos deben subir y una fórmula posible es que haya un incremento de tipos de cotización, que podría ser transitorio. Hoy necesitamos políticas con efectos inmediatos, y esas pasarían por una subida de tipos que este Gobierno no está por la labor de plantear. Hay otras decisiones posibles que tienen que ver con el aumento de las bases máximas y mínimas de cotización, con que se dejen de pagar con el sistema las bonificaciones para estimular el empleo... Todas son medidas potentes.

-¿La solución a medio y largo plazo es recurrir a los impuestos?

-El Pacto de Toledo ya decía en 1995 que las pensiones debían financiarse preferentemente con cotizaciones. Y ya entones sabíamos que la evolución demográfica nos llevaba a que en algún momento necesitaríamos otras fuentes de financiación. Por eso en 1995 se tomaron varias decisiones: la primera, separación de fuentes, dejando de financiar la sanidad y los servicios sociales con cuotas; la segunda, que los complementos a mínimos fueran financiados con impuestos; la tercera suponía que a finales de la década de 2020 nos harían falta las cotizaciones, más lo que aportara el Fondo de Reserva y una mayor aportación de los Presupuestos, y todo eso durante un período que llegaría hasta mediados de siglo. La crisis y la forma de abordarla han adelantado el problema. Por eso necesitamos ya esa financiación adicional

-Un camino que ustedes han planteado es pagar las pensiones de viudedad, más de 80.000 en Asturias, con los Presupuestos Generales del Estado...

-Propusimos en 2013 financiar las pensiones derivadas de fallecimiento (viudedad, orfandad y a favor de familiares) desde el Presupuesto, pero con un criterio muy claro: mantener el carácter contributivo y dejarlas dentro de la Seguridad Social. Es verdad que el Gobierno ha hecho alguna alusión a que podría valorar esa posibilidad, pero sin una propuesta concreta. Otro debate es si esas pensiones deben seguir reguladas como hasta ahora.

-¿Hay que cambiarlas?

-Se intenta colocar el foco en que las pensiones pueden llegar a desaparecer. Creemos en primer lugar que la mayoría de las pensiones de viudedad deben subir porque son muy bajas: su media está en 640 euros y hay muchas por debajo, lo que dificulta, incluso con los complementos a mínimos, la renta suficiente para una persona. Otra cosa es si se debe proteger de la misma manera a una pareja en la que fallece uno de sus miembros cuando en el pasado sólo trabajó uno y cuando los dos trabajaron, porque las tasas de actividad masculina y femenina tienden a equipararse. Es un debate para el futuro, pero no significa que esas pensiones dejen de ser contributivas o que salgan de la Seguridad Social.

-Pagar parte de las pensiones con otros fondos tapa un boquete en la Seguridad Social para abrir otro en un lugar distinto de las cuentas públicas...

-Por eso no se puede caer en la simplificación de decir sin más: esto que lo paguen los impuestos. Eso no es resolver el problema, es quitárselo de encima. Hay que mejorar los ingresos por cotizaciones. El mercado de trabajo es y seguirá siendo la parte fundamental. Eso significa más empleo y de más calidad, algo que no se consigue de un día para otro chasqueando los dedos. Significa también que los trabajadores autónomos coticen por ingresos reales, no por bases mínimas como ahora. Pero tampoco se hace chasqueando los dedos. Por eso diferenciamos muy bien entre medidas para mejorar los ingresos a medio y largo plazo de las que tienen impacto a corto plazo: subir los tipos de cotización, las bases máximas o mínimas, combatir más eficazmente el fraude?Eso puede resolver una parte del problema. La otra solución tiene que venir de la imposición general, donde tenemos diferencias respecto a Europa. Los grandes impuestos tienen tipos semejantes a los de la UE e incluso superiores en algunos casos, pero con una recaudación claramente inferior.

-¿Por qué es así?

-Hay dos fenómenos: uno es el fraude y otro la elusión fiscal, las formulas legales de evitar el pago. Los dos impuestos más importantes son el IRPF, con más de 70.000 millones de ingresos al año, y el IVA, con 60.000 millones. Y dentro del IRPF, el 80% corresponde a las rentas del trabajo. Y los pensionistas soportan en mayor medida el IVA, porque toda la pensión va a consumo. Por tanto, tenemos un sistema fiscal muy regresivo y que además ingresa de media entre seis y ocho puntos de PIB por debajo e la zona euro. Tenemos que actuar por la vía de reducir las bolsas de elusión fiscal y de fraude. En el impuesto de sociedades hay mucho donde intervenir.

-El PSOE ha propuesto crear un impuesto específico para las pensiones...

-Es una propuesta perfectamente debatible, aunque como todas tiene reparos. Y todas también son útiles. Hay que sacar las pensiones del debate en corto, porque son un asunto esencial. Tenemos que ponernos de acuerdo sí o sí. Uno de cada cinco ciudadanos de este país es pensionista, y en Asturias, más. A mediados de siglo, si se cumplen las previsiones, lo va a ser uno de cada tres. Qué tipo de renta vayan a tener no sólo es importante para ellos, que lo es y mucho; es importante para la economía, para la demanda de bienes y servicios, para cuáles vayan a ser los beneficios empresariales y la creación de empleo en las próximas décadas. Ése es el reto.

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