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La polémica por el impuesto sobre las herencias

Los ricos esquivan el tributo de sucesión

El desvío de bienes a empresas y la fuga a otras regiones reduce al 6% los herederos directos que pagan por legados de más de 800.000 euros

Los ricos esquivan el tributo de sucesión

Asturias es una de las regiones de España donde mayor es la presión fiscal del impuesto de sucesiones y esa carga recae, sobre todo, en las clases medias. Las estadísticas indican que apenas hay declarantes con cuotas a pagar por transmisiones de grandes patrimonios a pesar de que el número de ricos crece en la región. Los expertos aclaran que hay varios métodos para esquivar el impuesto. El más fiable es el traslado de domicilio a una región con una marco fiscal más benévolo, pero el más usado es el desvío de patrimonio a empresas familiares, que en Asturias gozan de importantes reducciones en la base imponible del tributo de sucesiones.

Según datos del Principado, entre 2012 y 2015 pagaron por heredar en Asturias 4.191 personas de media por año, de las que sólo 821 eran parientes considerados muy directos (descendientes y adoptados de 21 o más años, cónyuges, ascendientes y adoptantes), una cifra que bajará a partir de este año con la elevación del mínimo exento de 150.000 a 200.000 euros. Si se pone la lupa sobre esos 821 declarantes con cuota positiva, se aprecia que sólo el 6,3% (una media de 52) recibieron herencias con una base imponible de más de 800.000 euros. ¿No hay ricos en Asturias?. Los datos que maneja la Agencia Tributaria señalan que el número de patrimonios superiores al millón de euros no ha dejado de crecer en el último lustro en la región y supera los 3.900. Por lo tanto, muchas familias ricas logran esquivar el impuesto. ¿Cómo?

Las empresas familiares. "Los grandes patrimonios utilizan sociedades mercantiles a las que pasan activos para rebajar el impuesto de sucesiones, es la fórmula más utilizada", destaca Jesús Sanmartín, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales de España (REAF). El ejemplo habitual es la inclusión de inmuebles en la empresa familiar. Manuela Fernández Junquera, catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Oviedo, señala que una vez que se han sumado todos los bienes dejados por el fallecido, se han reducido los gastos que permite la legislación y se ha hecho la división de ese valor entre los herederos, la Ley permite reducir hasta el 95% del valor de la empresa familiar y en el caso del Principado se eleva al 99% con ciertas condiciones, fundamentalmente que la empresa tenga emplazamiento y domicilio social en Asturias y que se mantenga en el patrimonio del heredero en esas condiciones durante los 10 años siguientes, y que su valor no exceda de 5 millones de euros. "La base imponible en estos casos se reduce drásticamente y aunque en ocasiones se considera un privilegio para los herederos hay que tener en cuenta que de no existir tal reducción desaparecerían la inmensa mayoría de empresas familiares", apunta Fernández Junquera, que no obstante destaca que en estos casos "no se puede hablar alegremente de constituir una empresa familiar para aliviar el impuesto de sucesiones" por las exigencias de la Ley para el reconocimiento de esa tipología. "Cada vez hay un mayor control sobre estas empresas", destaca por su parte el asesor fiscal Jesús Sanmartín.

Cambio de domicilio. El presidente del REAF señala que "lo más fácil para evitar el impuesto de sucesiones de Asturias es fijar el domicilio en comunidades donde se paga mucho menos, como Madrid, pero con el precio de los pisos allí no todo el mundo puede permitírselo". Fernández Junquera apunta que "la residencia exige que, al menos durante los cinco años anteriores al fallecimiento, la persona haya permanecido anualmente en esa comunidad autónoma más de la mitad del año, sin contar las ausencias esporádicas para realizar, por ejemplo, un viaje". La catedrática destaca que "para contar los seis meses la Administración acude a todo tipo de pruebas, no solo el gasto consumido en la vivienda de esa comunidad, sino incluso el lugar de uso habitual de las tarjetas de crédito, de las cuentas bancarias...".

Otras fórmulas. Los expertos citan otras vías para regatear al impuesto menos efectivas, como las donaciones en vida o el uso de fundaciones, "una fórmula más compleja y con la que se puede perder el control de los bienes", advierte Jesús Sanmartín.

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