El de 2016 fue un año con un desequilibrio récord en las cuentas de la Seguridad Social: los gastos no financieros ascendieron a 18.701 millones de euros (1,68% del producto interior bruto, PIB), básicamente porque los ingresos en cotizaciones se quedaron 16.000 millones por debajo de lo que había presupuestado el Gobierno. Y puede decirse que Asturias fue, en términos relativos, el mayor de los agujeros de las pensiones públicas. El gasto en prestaciones aumentó a un ritmo casi cinco veces mayor que los ingresos, y el desfase crónico del sistema en la región se agrandó, de forma que las cotizaciones obtenidas por la Seguridad Social cubren ya sólo el 42% del gasto.

Asturias es el ejemplo más extremo de los efectos que el envejecimiento de la población, combinado con tasas de actividad y de empleo bajas, ya tiene sobre las cuentas de la Seguridad Social en España. Si no existiera el sistema de caja única y la región tuviera que afrontar el pago de las pensiones exclusivamente con las cotizaciones abonadas por las empresas y los trabajadores en activo, se habría topado en 2016 con un agujero de 2.619 millones, que sería equivalente al 62% del presupuesto del Principado.

La brecha de la Seguridad Social en Asturias es superior a la registrada en todos los años anteriores -en 2015, las cotizaciones daban para pagar el 44% de las pensiones asturianas- y la más alta en términos relativos de todas las comunidades autónomas, según recoge Europa Press citando datos oficiales. Esa misma información refleja que únicamente Madrid y Baleares tienen saldos positivos (aportan más en cotizaciones de lo que perciben sus pensionistas) y que Andalucía (5.536 millones de desfase) y Cataluña (4.963 millones) son las autonomías con mayor dependencia en cifras absolutas de los flujos de solidaridad entre regiones que hace posibles el modelo de caja única para todo el país. El sistema se nutre principalmente de las cotizaciones sociales, si bien no de manera exclusiva. Las pensiones ya se financian en parte a través de impuestos mediante una inyección de los Presupuestos Generales del Estado para los complementos a mínimos que reciben los pensionistas con ingresos más modestos.

¿Por qué crece el agujero de la Seguridad Social en Asturias? El conjunto de los gastos ascendió a 4.659 millones de euros, el 1,9% más que en 2015. Aunque esa cantidad recoge otras prestaciones y costes, el grueso corresponde a las pensiones, que aportan en la región cerca de 4.400 millones al año. Los ingresos de la Seguridad Social, en su gran mayoría cotizaciones, ascendieron a 2.039 millones, apenas ocho millones más que durante el año anterior. Ocurrió a pesar de que el número medio de trabajadores cotizantes aumentó en 2016 en algo más de 4.800 personas. Esto es, los ingresos crecieron el 0,39% mientras que el promedio de afiliados lo hizo el 1,38%. La explicación está en las bases de cotización y por tanto en la calidad del empleo: entre los nuevos afiliados, una parte relevante tienen ocupaciones con salarios bajos y contratos de corta duración o jornada reducida.

El envejecido Noroeste es la parte de España donde peores son los saldos económicos de la Seguridad Social. Después de Asturias, Galicia y Castilla y León presentan los mayores desfases entre ingresos y gastos, aunque las cotizaciones recaudadas en esta dos últimas regiones alcanzan para el 57% de su gasto en pensiones, quince puntos más que en Asturias. La diferencia está asociada no tanto al número de pensionistas como a la cuantía de las prestaciones, mucho más altas en el Principado, donde el importe medio del conjunto de las clases de pensiones y regímenes es de 1.081 euros brutos al mes, frente a los 901 de Castilla y León y los 773 de Galicia. Ahora bien, ese promedio estadístico oculta situaciones como las de los más de 75.000 pensionistas asturianos, en su mayoría mujeres, que reciben del sistema público menos de 600 euros al mes.