Arcelor-Mittal va camino de batir este año su récord de producción de acero en Asturias, lo que contrasta con la mala situación de algunos de sus talleres clave, como los trenes de chapa y carril. Estos dos talleres son los únicos que prolongan los números rojos que ya habían registrado durante el año pasado. No ocurre lo mismo en alambrón, que consiguió volver a los beneficios después de varios trimestres por los suelos, y lo hizo con unas cifras de producción y de ganancias elevadas.

Este balance fue presentado ayer por la dirección de la multinacional a los sindicatos en Avilés. La cartera de pedidos de la siderúrgica está a rebosar, lo mismo, lógicamente, que la carga de trabajo en la gran mayoría de sus instalaciones. El único lunar es el del tren de chapa. La multinacional insistió a los representantes de los trabajadores en que la situación comienza a ser crítica y que la posibilidad de clausurar el taller es cada vez más plausible. Los sindicatos, por su parte, pidieron a la dirección que reabra la mesa de negociación (que la empresa decidió romper de forma unilateral el pasado lunes) para buscar una solución consensuada para tratar de salvar esta producción.

Tampoco está pasando por buenos momentos el tren de carril, pero la preocupación sobre este taller es menor, ya que su bache se debe a motivos más coyunturales. Tuvo algún problema mecánico y de calidad, que ya están solucionados, con lo que la compañía espera que la situación remonte en los próximos meses. Pese a este escollo, el resultado de largos se salvó gracias a la buena evolución del alambrón. Este resultado positivo llega después de que en enero culminara la instalación de un nuevo horno de inducción que ha ayudado -destacó la empresa durante esa presentación- a dar un fuerte empujón al taller.

En cuanto a la producción de acero, en Avilés se cumplieron con creces los objetivos, después de la ampliación a la que se sometió la acería LD-III recientemente, y en Gijón las cosas fueron aún mejor. La acería de Veriña batió su récord en marzo y está cada vez mejor encaminada a poder cerrar el año haciendo un millón de toneladas, tal y como pretendía la siderúrgica.

Sin salir de la planta gijonesa, Arcelor puso ayer fecha al final de la obra de reconstrucción de las baterías de coque, cuyos trabajos estuvieron meses parados por los trámites administrativos. La compañía estima que todo pueda estar listo en junio del año que viene.

Durante el primer trimestre del año, Arcelor tuvo seis avisos de interrumpibilidad eléctrica, unas paradas que ordena Red Eléctrica Española cuando detecta algún problema en el tendido y que obligan a algunas grandes compañías a apagar sus interruptores durante un tiempo. Gráficamente, la multinacional señaló que estos parones supusieron algo así como dejar de producir cinco mil toneladas de bobina caliente.

Alto absentismo

Arcelor cerró el primer trimestre con 5.523 trabajadores en nómina, después de incorporar a 139 eventuales para ayudar a dar vacaciones en los talleres. La multinacional mostró su preocupación debido a que el absentismo se disparó durante los primeros meses del año. En concreto, la tasa de absentismo se situó en el primer trimestre en el 9,8% frente al 7,8% del mismo periodo del año anterior. La empresa calificó de inadmisible la tasa.