"El cierre de las térmicas de carbón en España, y particularmente en Asturias, no se puede plantear como algo inmediato. Tiene que ser un objetivo a largo plazo". La reflexión la realizó ayer en Oviedo el presidente y fundador de la ingeniería TSK, Sabino García Vallina, que de forma vehemente hizo un llamamiento a la rebelión si se plantea una transición energética demasiado acelerada. "Los asturianos no podemos permitir una nueva reestructuración industrial", resaltó. Para añadir a continuación que, de hecho, "no lo vamos a permitir; podemos estar seguros de ello".

A juicio de García Vallina, la transición debe abordarse con el consenso de todos los agentes sociales y "buscando alternativas a los puestos de trabajo que se puedan perder". Las cuentas no le salen al empresario: "La generación de electricidad con carbón fue en 2017 del 17% y la nuclear del 21%, con un total 35.000 megavatios. ¿Cómo piensa el Gobierno sustituir esas cantidades y en cuánto tiempo pretende hacerlo?", cuestionó.

García Vallina también hizo hincapié en que TSK está muy comprometida con lo que denominó ingeniería sostenible, y expuso que la compañía lleva ya desde la década de los 90 participando en proyectos vinculados con las energías renovables. "Hasta ahora nuestro modelo de crecimiento no ha logrado disociar desarrollo económico e impacto medioambiental", reflexionó.

Al inaugurar las jornadas sobre la transición energético, el consejero de Industria, Isaac Pola, reiteró la posición del Principado favorable a un proceso "gradual y justo" y reivindicó que los cambios no puede poner el foco "únicamente" en los objetivos medioambientales.