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La bipolaridad asturiana: a la cabeza en capital humano, pero a la cola en ciencia

El gasto en innovación está entre los más bajos de España en una región líder en formación de talentos

La bipolaridad asturiana: a la cabeza en capital humano, pero a la cola en ciencia

Asturias figura entre las regiones punteras del país en cualificación y nivel formativo de su capital humano y al tiempo desempeña posiciones postreras en innovación. La última edición del estudio sobre competitividad regional del Consejo General de Economistas ha vuelto a poner de manifiesto esta divergencia entre la alta dotación de talento que es capaz de generar la comunidad y la discreta disponibilidad de aprovecharlo por un tejido productivo que aún no ha desarrollado suficientemente todas las posibilidades de la investigación, el desarrollo y la innovación.

El estudio de competitividad regional, dirigido por José Carlos Sánchez de la Vega, sitúa a Asturias como la sexta comunidad por el nivel formativo de sus recursos humanos, sólo por detrás de Madrid, País Vasco, Navarra, Aragón y Cantabria, pero relega a la región al decimosegundo lugar en innovación, sólo por delante de Andalucía, Castilla-La Mancha, Baleares y Extremadura.

Gran parte del éxodo asturiano tiene su origen en esta discrepancia entre los recursos disponibles y sus posibilidades de empleabilidad, y que se da en las dos direcciones: personal altamente formado para la que no hay suficiente oferta de trabajo por el insuficiente desarrollo innovador y, a la inversa, demanda de mano de obra diestra en determinadas especialidades profesionales que no se puede satisfacer porque no se corresponde con la dotación académica disponible.

No es la primera vez que un análisis regional pone de manifiesto esta asimetría asturiana. El último informe de la Comisión Europea sobre la competitividad regional en la UE situó a Asturias en el puesto 131 por educación entre 263 territorios europeos pero la confina al lugar 172 (la peor puntuación adjudicada a Asturias en una muestra diversa de indicadores) por la innovación y las capacidades tecnológicas de los negocios y por la colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación.

Otro estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA sobre la economía del conocimiento también posicionó al Principado en la cuarta posición en España por el porcentaje de población ocupada con estudios superiores (por detrás tan solo de País Vasco, Madrid y Navarra), pero catalogó a la comunidad como la decimotercera por el gasto en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en relación al Producto Interior Bruto (PIB), sólo por encima de Extremadura, Castilla-La Mancha, Canarias y Baleares. De acuerdo con un indicador sintético de innovación (que agrupa a una diversidad de parámetros), el Principado era decimosegunda y aventajaba a sólo cinco regiones: Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias, Baleares y Extremadura.

En su última encuesta sobre innovación en las empresas, el Instituto Nacional de Estadística (INE) otorgó al tejido empresarial regional un esfuerzo en innovación tecnológica equivalente al 1,1% del gasto total de las sociedades mercantiles españolas, una contribución que es inferior a la de la comunidad en PIB, población y superficie territorial, y menor también al peso asturiano en el censo empresarial: Asturias agrupa el 2,12% de las sociedades mercantiles del país. La misma encuesta catalogó como innovadoras al 24,5% de las empresas asturianas, una tasa 4,4 puntos inferior al promedio español (28,9%), aun cuando el Principado sale mejor parado en el segmento específico de las compañías que hacen innovación tecnológica: son el 12,9%, una décima menos que la media nacional, y sitúan en este caso a la región como la octava mejor.

Otro informe del IVIE y Fundación BBVA retrató que Asturias fue, tras Cantabria, la segunda autonomía en la que más se contrajo la inversión en innovación y desarrollo durante la crisis, con un recorte del 26% (se redujo del 0,99 al 0,73% del PIB) pese a que en el decenio anterior a la recesión el Principado ya había sido la cuarta autonomía en la que menos había crecido. En virtud del esfuerzo realizado a lo largo del tiempo, Asturias es la séptima región con peor posición por el acopio de capital tecnológico acumulado por trabajador ocupado, sólo superior a Baleares, Castilla-La Mancha, Canarias, Extremadura, Murcia y Cantabria.

Esto contrasta con que la sociedad asturiana sigue realizando diagnósticos basados en supuestos agravios externos y no sobre las insuficiencias endógenas que deben corregir.

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