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Nuevos frentes judiciales

Anulado por usura un préstamo que pidió un ludópata gijonés al 19,9% de interés

El afectado solicitó 25.000 euros a una firma de origen letón que se anunciaba en internet y que acabó reclamándole 66.000

Anulado por usura un préstamo que pidió un ludópata gijonés al 19,9% de interés | EP

Agobiado en lo económico, un gijonés adicto al juego pidió 25.000 euros a un prestamista tras hacer una búsqueda rápida en internet. Unas semanas después de aquello se encontró con que debía 66.347 euros y que corría el peligro de quedarse sin casa, ya que la había puesto como garantía para recibir el crédito. Una pesadilla. Emprendió entonces una lucha judicial contra la compañía que le había concedido el dinero, asentada en Barcelona pero controlada por varios empresarios de origen letón, y ahora respira más aliviado después de que la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Asturias haya considerado el tipo de interés al que estaba ligado el préstamo (un 19,9%) de "usurario" y le obligue a reintegrar solo el dinero que había percibido, es decir, los 25.000 euros prestados menos el capital que ya había amortizado (3.927 euros).

El abogado que ha llevado la representación del gijonés, Juan Rodríguez-Ovejero, sostiene que este es uno de los casos más graves, porque había riesgo de perder la vivienda, pero "esta es una situación que se está produciendo a gran escala". Los letrados asturianos coinciden en que los casos de usura se están multiplicando en la región y están comenzando a llegar ya las primeras sentencias a favor de los afectados.

En este caso, los jueces que firman la sentencia, Rafael Martín del Peso, José Manuel Terán y Pablo Martínez-Hombre, cancelan todos los intereses a los que habría tenido que hacer frente la víctima gijonesa. Rodríguez-Ovejero señala que el caso tiene más miga. En buena parte porque a los tres meses los prestamistas dejaron de pasarle la cuota al gijonés, quien, a partir de ese momento, comenzó a recibir llamadas de la compañía con la que había contratado el crédito, llamada Primor Capital, instándole a que saldara la deuda. Era imposible, con lo que la casa que había puesto como garantía corría serio peligro. La otra opción que le ofrecían era acudir a unas oficinas que los prestamistas tenían en Valencia a firmar un nuevo préstamo. Pero no llegó a hacer el viaje. Optó por demandar.

Los intereses a los que tenía ligado el crédito el gijonés estaban cuatro veces por encima de los tipos hipotecarios. De hecho, el magistrado que juzgó el caso en primera instancia, Pablo Faustino de la Vallina, los tacha de "desproporcionados".

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