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Descarbonización: "Los tontos de la bandera verde"

La posición del Gobierno de Pedro Sánchez ante la transición energética

Descarbonización: "Los tontos de la bandera verde"

La UE mantiene una firme política de vanguardia en la lucha contra el cambio climático y en la aplicación de medidas en la descarbonización de su economía. La reciente cumbre celebrada en diciembre de 2019 en Madrid ha demostrado lo alejados que están de nuestro esfuerzo buena parte de los países que más gases de efecto invernadero (GEI) producen y que impiden que, a pesar de la reducción de emisiones de la UE que representa menos del 10 % de las mundiales, las globales del planeta sigan incrementándose.

En cumplimiento de los compromisos de Kioto y los más recientes de París en 2015 la UE ha adoptado una serie de medidas con diferentes objetivos a conseguir para 2020, 2030 y 2050. Los países han de fijar una senda para alcanzarlos y el Reino de España, con menos del 0,8% de las emisiones del planeta así lo viene haciendo desde hace años y, recientemente, en cumplimiento de las directivas y reglamentos remitiendo a la Comisión el llamado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

El cambio climático y la descarbonización de nuestra economía es una de las llamadas "políticas de estado" que requiere altura de miras y consenso, pues las decisiones que se tomen ahora afectarán durante decenas de años a toda la sociedad española y a gobiernos de distinto signo. Intentar el consenso no sólo es recomendable sino obligado.

Así lo tuvo en cuenta el Gobierno del PP de Rajoy dando participación a la oposición en la designación de los especialistas propuestos por los diferentes grupos parlamentarios para elaborar el "Informe de los Expertos sobre la Transición Energética" -enterrado por la izquierda española al no coincidir sus recomendaciones con sus planteamientos ideológicos - y ampliando esta participación al resto de los sectores implicados ante una inminente ley de cambio climático.

En una senda unidireccional ideológica excluyente y carente del más mínimo consenso previo, los gobiernos de Sánchez con la ahora ministra Ribera ascendida a vicepresidenta, están proponiendo unos objetivos de reducción de emisiones para España que, además de exagerados, parece que aspiran a ser la punta de lanza en la lucha contra el cambio climático mundial. Pero todo ello se propone a costa de poner en grave riesgo nuestra industria en una carrera disparatada hacia la medalla oro a la descarbonización, para regocijo de alguno de nuestros socios que nos ven como los "tontos de la bandera verde", acertada calificación de un sindicalista asturiano de CC OO.

Este camino al dislate que ha perpetrado en esta materia el gobierno en año y medio se visualiza en la tabla adjunta que refleja la variación de los objetivos al alza que sucesivamente se han presentado:

1. En octubre de 2018, el Gobierno Sánchez, tras menos de cuatro meses de haber llegado al gobierno sometió a información el "anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética". Al margen de otros aspectos preocupantes, el más significativo era el de que los objetivos de descarbonización presentados eran más exigentes que los establecidos por la UE, y a juicio de buen número de expertos, de imposible ejecución y con graves consecuencias para nuestra economía, especialmente para la industria. Como prueba significativa Buena prueba de ello han sido las alegaciones presentadas en noviembre de 2018 por el gobierno del Principado de Javier Fernández ante las incertidumbres y temeridad del anteproyecto.

2. Como quiera que el Gobierno estaba obligado a presentar ante la UE antes del 31 de diciembre de 2018 el "Borrador del Plan Nacional Integrado Energía y Clima 2021-2030" (PNIEC), en febrero de 2019 se enviaba con retraso a la Comisión este documento como hoja de ruta de las medidas a adoptar para cumplir con los objetivos que las Directivas y Reglamentos comunitarios establecen. Como ya advertí en artículo publicado en este mismo diario el 19-IX-19, en un alarde de descoordinación, no sólo no coincidían con los objetivos de la UE, sino que tampoco con los del anteproyecto de septiembre, incrementando aún más sus exigencias.

3. Como no hay dos sin tres, el pasado 20 de enero de 2020 el nuevo gobierno social-comunista ha sometido a información el "Borrador Actualizado del PNIEC 2021-2030" para remitirlo definitivamente a la UE. Sospecho que a estas alturas de 2020 nadie se creería que con sus coaligados populistas podría haber aparecido algo de sentido común en él y corregir su radicalidad. Nuevamente se han endurecido las emisiones de GEI más allá de las exigidas por la UE. Sin embargo, se han producido algunas modificaciones: Se ha beneficiado a algunos "lobbys" que han visto rebajadas las exigencias a sus emisiones con respecto al PNIEC de 2018, mientras se han endurecido en perjuicio del sector industrial.

La pérdida de los referentes ideológicos tradicionales de la izquierda tras su fracaso en el pasado siglo está llevando al socialismo a adoptar modelos radicales de alto riesgo -como la lucha contra el cambio climático- por no tener en cuenta las consecuencias que un buen fin puede acarrear a nuestra economía cuando se abandona la senda del sentido común.

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