Duro Felguera comienza a ver la luz al final del túnel. La centenaria ingeniería asturiana presentó ayer unos resultados que su consejero delegado, José María Orihuela, calificó de buenos y ha comenzado ya las conversaciones preliminares para incorporar a un socio industrial que le ayude a levantar cabeza tras varios años de enormes dificultades. Eso sí, el grupo no guardará la tijera por el momento y está estudiando una nueva reestructuración en el número de trabajadores. "Vamos a primar siempre la rentabilidad de la compañía al mantenimiento de una plantilla que a lo mejor no podemos soportar con nuestra actual estructura de costes", resaltó. Lo apuntó después de que el grupo sumara durante el año pasado 10,95 millones de beneficios y después de que la ingeniería le haya conseguido dar la vuelta a una situación preocupante. "En 2018 teníamos más deuda que caja, pero ahora hemos revertido esa situación. Ya tenemos más tesorería que deuda", apuntó Orihuela.

Todo, dijo, pese al bloqueo de la banca hacia la empresa asturiana. "Lleva desde 2016 sin darnos un aval", protestó. Un trámite esencial para que Duro Felguera pueda optar a los grandes contratos que se están llevando otras grandes compañías. Aun así, Orihuela dijo que la contratación del grupo aumentó en un 35% durante el año pasado hasta alcanzar los 105,48 millones de euros. Ante esa barrera, la compañía asturiana ha decidido cambiar su estrategia y está tratando de negociar con bancos extranjeros -de los países en los que trabaja- para que la avalen y así levantar el muro que tienen en territorio español. Mientras tanto, en España sigue en conversaciones con las entidades financieras nacionales para desbloquear esa situación. "Nuestro ritmo de contratación no es el deseado por culpa de todo esto, pero no está siendo un cataclismo porque estamos consiguiendo obras", explicó. Mientras tanto, Duro está intensificando los trabajos para intentar captar a un socio industrial que le ayude a relanzar de una vez por todas su actividad. Aunque el proceso está en una fase muy seminal. "Tenemos varios asesores que nos están buscando inversores, pero aún son conversaciones preliminares y ahora mismo estamos en proceso de firmar acuerdos de confidencialidad. Pero empezamos a ver cierto interés de potenciales inversores", señaló Orihuela.

En lo que sigue muy centrada Duro Felguera es en prolongar sus ajustes. Este año continuará el tijeretazo sobre la plantilla. El año pasado la nómina de empleados de la ingeniería estaba formada por 1.546 personas, que son 211 menos de las que había un año antes. No será el único recorte. La compañía tiene en estudio la venta de algunos de sus activos, entre los que podría estar incluida la sede de la ingeniería en el parque tecnológico de Gijón. "Con todos nuestros activos inmobiliarios que no son estratégicos queremos hacer un paquete e intentar venderlos", dijo. El objetivo es el de deshacerse a medias de la sede gijonesa, ya que las intenciones de la compañía son las de seguir utilizando esas instalaciones en régimen de alquiler. La operación serviría para hacer caja.

Orihuela hizo una valoración muy positiva de los resultados que logró la compañía el año pasado. "Estamos muy orgullosos de ellos, y se han logrado gracias al nuevo modelo organizativo que estamos aplicando y que se está focalizando en un riguroso control de los gastos y en llegar a acuerdos con diferentes clientes con los que estamos renegociando los términos de los contratos de proyectos vigentes para mitigar el riesgo de sobrecostes", agregó. Los resultados están siendo incluso mejores de los que Duro Felguera preveía en su plan estratégico, afirmó. Por ejemplo, las ventas alcanzaron los 397,6 millones, el 89% de ellas fueron en el extranjero.