Las negociaciones para la aplicación de un expediente de regulación temporal del empleo (ERTE) en ArcelorMittal concluyeron sin acuerdo en la madrugada de hoy, por discrepancias sobre el alcance de la rebaja salarial para los trabajadores. Concluido el período de consultas, la dirección de la siderúrgica puede aplicar el ERTE de manera unilateral, si bien las organizaciones sindicales han anunciado la presentación de alegaciones ante la autoridad laboral.

Según informó CC OO, la empresa llegó a plantear, como alternativa a la aplicación de un nuevo ERTE amparado en los impactos de la crisis del coronavirus, una rebaja general de los salarios brutos del 10% y mantener el expediente que está vigente desde 2009, aunque también reduciendo sus condiciones. La última propuesta de la dirección consistió en un nuevo ERTE de reducción de jornada al 50%, con vigencia hasta finales de año y con un complemento que elevaba el salario hasta el 75%. CC OO, UGT y USO promovieron una alternativa gradual que suponía uque el complemento se moviera entre el 80% y el 90%. Las negociaciones no fueron más allá.

ArcelorMittal había comunicado que, en caso de no ser aceptado el ERTE, podría plantear despidos y también dejar en el aire las inversiones que están pendientes en las plantas asturianas.

Empresa y sindicatos habían acordado el pasado lunes ampliar dos días más la duración del periodo de consultas, hasta la jornada de ayer, para intentar llegar a un acuerdo sobre las condiciones del ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción vinculadas a los efectos económicos de la pandemia, cuya tramitación no precisa obligatoriamente de un acuerdo entre las partes. La reunión por videoconferencia comenzó a las 17.00 horas y al cierre de esta edición aún no había concluido.

Según distintas fuentes de la negociación, el principal escollo para cerrar el acuerdo era la fijación del complemento retributivo. Inicialmente ArcelorMittal planteó un ERTE de un año de duración para toda su plantilla en España sin ningún tipo de complemento salarial a sumar a la prestación de desempleo (70% de la base reguladora), ni siquiera los vinculados a vacaciones y pagas extra. En su planteamiento inicial, la compañía también puso sobre la mesa la posibilidad de despidos y de dejar en el aire las inversiones previstas para modernizar las plantas asturianas (principalmente la renovación del horno alto "A", que actualmente está parado por los ajustes de producción). Esas pretensiones quedaron aparcadas ante la posibilidad de un acuerdo sobre el ERTE. Además, la empresa siderúrgica también accedió a aplicar un complemento salarial a sumar a la prestación por desempleo. Sin embargo, las cantidades que planteaba la empresa en la tarde de ayer (que incluían las vacaciones y pagas extra) estaban lejos de las pretensiones de las organizaciones sindicales, que demandaban que la cantidad se acercara al máximo al complemento del ERTE que ArcelorMittal tenía vigente desde 2009 y que garantizaba más del 90% del salario del trabajador.

Arcelormittal sostiene que los problemas del grupo en España son anteriores a la pandemia (están vinculados a factores como la presión de las importaciones de acero procedentes de países de fuera de la Unión Europea, el incremento de los precios de las emisiones de CO2, los "altos" costes energéticos en España o los resultados de las últimas subastas del servicio de interrumpibilidad eléctrica) y que a ellos se han sumado los efectos de la crisis del coronavirus, por lo que necesita mecanismos de ajuste más allá de los que estaban acordados, como era el caso del ERTE que estaba activo en la compañía desde 2009 y que se utilizaba para los recortes de producción y las paradas por obras.

A raíz de la crisis de coronavirus, la compañía siderúrgica presentó un ERTE por fuerza mayor que la autoridad laboral rechazó al no considerar justificado. Su segunda opción fue el ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción vinculadas a los efectos económicos de la pandemia. En este caso, a diferencia del de fuerza mayor, la empresa no se ahorra el 75% de las cotizaciones, pero los trabajadores tampoco pierden prestaciones de desempleo futuras, como ocurre en los ERTE ordinarios.

A pesar de la crisis del coronavirus, hay talleres de ArcelorMittal que tienen una importante carga de trabajo, como es el caso de las líneas de hojalata (que fabrican materia prima para los envases de conservas, cuya demanda ha crecido con la pandemia) o el tren de carril, que en los últimos meses ha obtenido importante contratos. Esta misma semana, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) publicó la adjudicación a ArcelorMittal del suministro de carril nuevo para las necesidades de obras, reparaciones y repuestos de la red ferroviaria española de interés general por un importe de 35 millones de euros y un plazo de ejecución de tres años. Un contrato que se suma a otros vinculados a la ampliación de la red de alta velocidad.