Adaptarse o esperar a que todo pase. Esa fue la duda que se le planteó a Vanesa Moreno, dueña de una academia de danza en el centro de Gijón, cuando se decretó el estado de alarma y su establecimiento se vio obligado a cerrar sus puertas. Y, evidentemente, optó por la primera opción. Lo hizo, además, señala con orgullo, con el apoyo de los estudiantes, que le echaron un cable para que pudiera seguir dando sus clases desde su propia casa.

Y funcionó. "Todo esto nos pilló como a todos, sin una previsión de cómo podíamos sobrevivir", señala, "yo estoy muy contenta con el alumnado, que nos está ayudando mucho".

Lo que hizo fue convertir una parte de su casa en un salón de baile donde poder continuar con sus clases. Aprovechó el ordenador de su marido, un estudiante que es informático les recomendó una aplicación para hacer videoconferencias para hacer los bailes, usa la televisión para ver si los estudiantes hacen bien los ejercicios y desde otro portátil va poniendo la música. Todo un despliegue tecnológico. "Esta es, de hecho, mi habitación", dice Moreno en el vídeo que se puede consultar en la web de este periódico, "aparté la cama para tener más espacio y lo que hago es bailar en esta zona con las chicas enfrente (a través de la pantalla de la televisión)".

Solo le falta un elemento fundamental de toda clase de danza. El espejo. "Al no tenerlo vamos adaptando la clase. A veces bailo de espaldas, otras me pongo de frente como si yo fuera su espejo", señala. "Es adaptarse un puquitín a los tiempos".

Ante esta nueva situación lo que planteó Moreno fue una tarifa muy reducida para sus estudiantes, con la intención de que ninguno perdiera comba. "Hay algunos estudiantes que casi no se pueden conectar, pero bueno... Gracias a esa tarifa vamos cumpliendo con los gastos", señala. Las facturas, de hecho, no han parado de crecer desde que se desató la pandemia. "Qué os voy a decir al resto de los autónomos. Los gastos son todos y los beneficios los que se pueden", señala.

Sin embargo, Vanesa Moreno lo que pretende es transmitir un mensaje positivo. Uno de unión para conseguir salir de esta complicada situación. "Si todos nos unimos saldremos de esta", apunta, "en nuestro caso ha sido el alumnado el que nos ha ayudado a sobrevivir".

Y Moreno lo tiene bien claro una vez que hoy vuelvan a abrir las tiendas habrá que volver a gastar en las tiendas cercanas. "A consumir en los comercios del barrio", señala. Todo sea por levantar a la economía local que se ha visto seriamente dañada. Y lo mismo con los bares. "Cuando abra la hostelería pues también habrá que salir a tomar un culín, un pinchín o lo que se pueda. Todos juntos podemos", señala.