El veigueño Manuel Ángel Rodríguez, más conocido por "Pechu", regenta desde hace veinticinco años en Vegadeo una carpintería metálica y cerrajería y se enfrenta, como el resto de autónomos, a un futuro incierto. Tras las semanas de confinamiento duro en las que cerró a cal y canto su negocio, está haciendo frente a una reapertura "bastante floja" y un día a día "desesperante" por la caída de los pedidos.

"Lo que ofrezco no es de primera necesidad; poner una puerta a un garaje, un motor a una persiana o cambiar un cierre son cosas que pueden esperar y por eso casi todo lo jugoso que tenía pendiente se ha ido aplazando", explica. Considera que lo peor es el "miedo y la desconfianza" de la gente a la hora de hacer una inversión. "Ahora la gente duda con gastos de doscientos euros", incide. Así que estos días básicamente se dedica a atender urgencias y pequeñas reparaciones que difícilmente cubrirán todos los gastos fijos que soporta. No en vano, sigue afrontando pagos como el de la cuota de autónomos o el seguro de responsabilidad civil. Optó por no solicitar la ayuda del Gobierno central hasta ver la respuesta de la clientela, pero estos días se sentará con su asesor a analizar su situación.

Teme que la crisis solo esté asomando la punta y que en los próximos meses llegue lo peor. Le pasó cuando la del ladrillo, que no se la creía hasta que se la topó de bruces. Explica que en su vida ha superado tres crisis: la del ladrillo en 2010, la derivada de un problema de salud y ahora la del Covid-19. Sin embargo, dice que ésta la encara con mejor ánimo gracias a lo que aprendió de la segunda.

A los responsables políticos les pide que "en vez de dar ayudas, estudien opciones para aligerar las cargas de los autónomos". También, que recuperen el contacto perdido con la calle. "Tanto las entidades financieras como los políticos están aburguesados. Tienen que salir a la calle a ver las cosas. A mí cuando me piden una reparación no puedo presupuestarla sin verla", señala.