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Bruselas lanza una ley para acelerar la descarbonización como pide Teresa Ribera

La UE quiere elevar como mínimo al 50% el objetivo de reducción de emisiones para 2030 y pedirá esfuerzos "suplementarios" a la industria

La Comisión Europea quiere añadir más velocidad a la transición energética, proceso de gran calado para la lucha contra el cambio climático y con repercusiones industriales de gran alcance en Asturias (cierre de las térmicas de carbón e incertidumbres sobre la competitividad y pervivencia de la siderurgia). Haciendo suyas las tesis que abandera en España la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, Bruselas ha activado una reforma legal con la que se aumentaría significativamente la ambición del recorte de emisiones de gases de efecto invernadero (CO2 principalmente) en el horizonte de 2030, marcando una nueva meta que para ser alcanzada requerirá esfuerzos en "todos los sectores".

La propuesta de reglamento que la Comisión presidida por Úrsula von der Leyen ha sometido a consulta pública parte de considerar que las políticas que ya están en marcha o han sido definidas por las autoridades comunitarias y nacionales resultan insuficientes para alcanzar el objetivo de la "neutralidad climática" en 2050 (eliminación completa de las emisiones). Sin un refuerzo de tales políticas, argumenta el ejecutivo comunitario, la UE llegará a ese año habiendo reducido la generación de CO2 el 60%. De ahí que Bruselas plantee ahora modificar la hoja de ruta marcando este nuevo hito intermedio: que en 2030 las emisiones se reduzcan entre el 50% y el 55% (en comparación con el nivel de 1990) en lugar del 40% comprometido por ahora.

El salto representa un sobreesfuerzo de hasta el 37,5% en una década. ¿De dónde saldrán los recortes? El proyecto de reglamento establece que la Comisión Europea fijará antes de septiembre de este año el nuevo objetivo y "las opciones" para alcanzarlo. Hay dos grandes bloques de actividades concernidas: de una parte, la industria sometida a la disciplina del comercio de emisiones, donde están las centrales eléctricas alimentadas por combustibles fósiles (carbón y gas), la siderurgia o las cementeras, por citar tres ramas fabriles con alta presencia en Asturias; de otra parte están los llamados "sectores difusos" (emisiones con origen en el transporte, las viviendas, los servicios...). A expensas de lo que proponga la Comisión en septiembre, la introducción al texto legal sometido a consulta pública señala, al aludir a la necesidad de metas más ambiciosas para la descarbonización: "Es necesario adoptar medidas suplementarias y todos los sectores tendrán que contribuir".

El nuevo paso de las instituciones comunitarias ha coincidido con un movimiento político de los principales países a favor de acelerar la descarbonización. A principios de marzo, la ministra Teresa Ribera firmó, junto a sus homólogos de Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y Suecia, una carta dirigida a la Comisión Europea, en defensa de que el compromiso de reducción de emisiones sea de al menos el 50% en 2030. La misiva no fue suscrita por Alemania ni por el bloque del Este.

La demanda eléctrica se hunde y las térmicas cubren el 1,5%

La demanda eléctrica se hunde y las térmicas cubren el 1,5% La demanda eléctrica en España cayó hasta un 20% de media en las semanas más restrictivas del confinamiento, que llevó a la paralización de las actividades no esenciales entre el 30 de marzo y el 9 de abril para contener la crisis sanitaria del coronavirus, según informó el consejero delegado del grupo Red Eléctrica, Roberto García Merino. En la junta general de accionistas de la compañía, celebrada ayer de manera telemática, García Merino destacó que en las dos primeras semanas del estado de alarma por la pandemia la caída en el consumo eléctrico fue de entre el 8% y el 10%, con respecto a la mismas fechas del año pasado, intensificándose este descenso en las semanas siguientes, las más restrictivas para hacer frente al Covid-19, hasta ese 20%. En el último mes, las térmicas de carbón aportaron únicamente el 1,5% de la producción eléctrica nacional.

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