El Banco de España reclamó ayer un "consenso amplio" para abordar una reforma "ambiciosa, urgente y permanente" de la economía española tanto para corregir sus vulnerabilidades previas a la pandemia como las secuelas que dejará el Covid,y que podrían ser más perdurables de lo esperado, según el gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos. Este efecto prolongado de las derivaciones de la crisis se producirá aunque, tras una caída del PIB estimada entre el 16% y el 22% en el segundo trimestre (la mayor vivida por España en tiempo de paz), se habría comenzado ya a "recobrar el pulso", lo que "debería dar paso a un comportamiento más favorable en la segunda mitad del año".

Sin embargo, persiste una gran "incertidumbre", razón por la cual el Banco de España (y a diferencia de las recetas que se aplicaron en Europa y España en la anterior crisis) aconseja que esta vez no se afronte el recorte del déficit y el reequilibrio fiscal hasta una vez que se constate una "crecimiento sólido", que será el momento adecuado para afrontar una reducción "gradual" de la deuda pública. Sin embargo, recomienda no esperar hasta entonces para anunciar y comprometer -en aras de la credibilidad- una futura agenda de consolidación presupuestaria, que debe actuar tanto sobre el gasto (revisando partidas susceptibles de una mayor eficiencia) como de los ingresos, acometiendo una "revisión integral del sistema impositivo" para "mejorar la capacidad recaudatoria" de los impuestos.

En contra de un ajuste abrupto y prematuro del gasto ante el fuerte crecimiento del déficit, Hernández de Cos se inclinó por el contrario por prorrogar los ERTE cuando sea necesario, ampliar las líneas de avales del ICO, mejorar las políticas activas de empleo y de formación de desocupados, y respaldó el salario mínimo vital para "reducir el nivel de pobreza extrema" pero evaluando su eficacia y sumando incentivos para la búsqueda de empleo.

A su juicio, el Fondo Europeo de Reconstrucción debe destinarse a reforzar el capital tecnológico, la formación y la transición hacia una economía verde. La agenda reformista debe ser, dijo, "ambiciosa".