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JUAN JOSÉ DEL CAMPO | INGENIERO, CONSULTOR Y EXDIRECTIVO DE THYSSEN

"Asturias lo tiene todo para impulsar el sector del hidrógeno"

"Hay que casar las potencialidades de las energías renovables con las necesidades de la industria, otros países lo han hecho"

Juan José del Campo Gorostidi.

Juan José del Campo Gorostidi nació en San Sebastián hace 67 años y reside en Asturias desde hace medio siglo, cuando comenzó a estudiar Ingeniería de Minas en Oviedo. Trabajó en Inespal, donde fue responsable de electrólisis de la factoría aluminera de Avilés, y en 1994 obtuvo la cátedra de Ciencia de Materiales de la Universidad de Oviedo. Ejerció la docencia en la Escuela de Minas de Oviedo y en la de Ingenieros Técnicos Industriales de Gijón y dejó las aulas para ser director gerente de la fundición de Thyssenkrupp Guss en Mieres. En la multinacional alemana también fue director general de Thyssenkrupp Indusa Mure, división del automóvil del grupo en España que tenía sede en Madrid. De vuelta a Asturias fundó en Gijón la consultoría estratégica Cordes. Uno de sus clientes, el grupo de Ideas en Metal y Esnova, lo contrató como consejero delegado. Finalizada esa etapa, sigue asesorando a empresas como experto en gestión del cambio.

- La crisis del coronavirus ha demostrado que las economías muy tercializadas sufren más. ¿Es el momento de apostar por la industria en Asturias?

-Sí, pero ya lo era hace años. Llevamos 30 años de crisis industrial, en los que el sector ha perdido 35.000 empleos. Somos una región en permanente reconversión y las apuestas de la UE por el desarrollo de la industria no cristalizan.

- ¿Por qué?

-El sector está sometido a un marco regulatorio medioambiental muy estricto que ha dañado su competitividad. Queremos ser los adalides de la transformación ecológica y subestimamos la capacidad de las economías de Asia. Debemos competir en un mercado global y está constatado que el sobrescoste de producción en Europa respecto a Asia no es inferior al 20%. Todo eso influye en Asturias, que ha visto como se tercializa su economía, que en mi opinión es empobrecerla. Además el actual Gobierno ayuda muy poco.

- ¿En qué sentido?

-Las desafortunadas declaraciones de la ministra para la Transición Ecológica en relación al diésel o al carbón lo que han hecho es desestabilizar las bases de la industria de hoy antes de crear las bases de la industria del mañana. Y el Ministerio de Industria más parece el ministerio de la segunda oportunidad. No hay anticipación. Se fue por detrás en la crisis de Vestas o de Alcoa y entretanto se han abierto foros de discusión y mesas, pero no hay acción. Hay que crear la sensación de urgencia y actuar, no es tiempo de análisis.

- ¿Y por donde se empieza?

-Cortando la sangría. No se puede perder más de actividad industrial ni más empleo. Hay que resolver los temas abiertos y anticiparse a los problemas. El estatuto de la industria electrointensiva es un desiderátum fallido, tiene que ser más profundo y la reflexión es cómo la gran industria española, que tiene una gran concentración en el noroeste, puede contribuir al aumento del consumo eléctrico a través de su actividad y en conexión con el desarrollo de las renovables.

- ¿Y cómo se hace?

-Hay que casar las potencialidades de las renovables con las necesidades de la industria. En otros países lo hicieron. El desarrollo de las renovables en España es una historia de calentamiento y enfriamiento. Llevamos dos años sin subastas y las que hubo no estuvieron planteadas sobre proyectos que contribuyan a la seguridad y calidad del suministro eléctrico en un momento en el que se están desconectando centrales térmicas. La primera idea para la reconstrucción de la industria es terminar con la deconstruccion, para lo cual hay que estar atento a sus necesidades. Antes del covid había en Asturias proyectos de inversión de mil millones para adaptar a la gran industria.

- El escenario ya no es igual.

-Si. Hace un año en cualquier foro sobre industria se ponía el foco sobre las posibilidades de la aeronáutica y esa industria se ha venido abajo. Yo creo que covid será más estructural que coyuntural, que nos hará repensar muchas cosas, pero eso no cambia la estrategia para la reconstrucción industrial. El primer punto es crear la necesidad de urgencia y actuar, y el segundo anticipación.

- ¿Y eso que significa?

-Los grandes proyectos de energías renovables tienen unos tiempos de maduración muy largos. La UE ha establecido objetivos ambiciosos de potencia eólica marina para 2024 y 2030. A la ventana de 2024 España no llega, porque no es una decisión de hoy para mañana. y además estos desarrollos no deben estar exentos de un debate social porque hoy no compiten en términos de coste nivelado de energía. Francia ha apostado por el desarrollo de la eólica marina con proyectos para los que ya se ha establecido una remuneración en los próximo 20 años para que haya retorno a las inversiones. Es una apuesta estratégica.

- ¿España dejó pasar esa ola?

-El Plan nacional integrado de energía y clima ni cuantifica en megavatios el desarrollo de la eólica marina. Ahí vamos a perder oportunidades que otros aprovechan. Y otro vector muy importante es el del desarrollo de la economía del hidrógeno. En el noroeste español y en concreto en Asturias se dan todas las circunstancias para su impulso: costa, industria en la que el hidrógeno puede coadyuvar, puertos, la regasificadora de Gijón... Puede ser un alternativa renovable para el transporte y su incorporación a la red de gas aprovechando la infraestructura existente puede ser un perfecto sistema de almacenamiento de energía. Es algo en lo que no hemos trabajo suficientemente en el sistema ciencia-tecnología ni desde el punto de vista de estrategia-país. Hay que anticipar y para ello hay que reformar las estructuras.

- ¿A qué se refiere?

-La Administración no puede seguir siendo una pesada estructura anquilosada que administra el pasado. Es necesaria una adaptación normativa que dé respuesta a los retos de la industria y repensar la colaboración público-privada. Y junto a ello hay que potenciar lo que funciona: el sector tecnológico, con empresas que están creciendo, que están imbricadas con la universidad y que están atrayendo empleo de fuera; el sector agroalimentario de calidad, o el biosanitario. Hay que potenciar lo que funciona y crear las condiciones para que se puedan desarrollar nuevas oportunidades.

- ¿Cuáles son esas condiciones a crear?

-En Educación hay mucho por hacer. Se ha hablado hasta la saciedad de la FP dual, pero luego uno ve las escuelas de formación profesional y la implicación de las empresas y comprueba que la realidad está muy lejana del discurso. Y hay que tener un mayor grado de ambición. Por ejemplo la Fundación Asturiana de la Energía debe pasar de la divulgación y de los pequeños proyectos a temas más ambiciosos. Ahí tenemos el ejemplo del Ente Vasco de la Energía. Y ese grado de ambición también necesita de un impulso desde la parte empresarial. Si no actuamos de forma diferente no tenemos por qué creernos que la llegada de 4.000 millones de fondos europeos, si es que llegan, vaya a cambiar algo.

- ¿No ve a la región con potencial para aprovechar los fondos europeos de reconstrucción?

-Si me baso en el pasado la respuesta es no. En los fondos que obtuvimos de la reconversión minera, salvo significadas excepciones, como la inversión de Thyssenkrupp que creó un polo industrial en el valle de Baiña, la mayoría de los proyectos no corrieron la misma suerte. Es cierto que en aquel momento las infraestructuras de comunicación de Asturias estaban en un estado muy atrasado y que se mejoraron, pero desde el punto de vista de encontrar alternativas al carbón fue un perfecto fracaso.

- ¿Cuál debería ser la estrategia para aprovechar los fondos?

-Tenemos una economía industrial dual, con grandes corporaciones y una larga lista de muy pequeñas empresas, y en la zona intermedia de la pyme internacionalizada las empresas se cuentan con los dedos de las manos. El dinero de Europa viene enfocado a programas concretos, de transformación digital y de transformación energética, y o nos alineamos con esas directrices o van a ser otros países los que se van a llevar el bocado de león. Hay que ser realistas. Asturias es un región pequeña y periférica, y hay más amenazas que oportunidades. Hay que ser capaces de montar consorcios y proyectos de nivel porque tenemos todas las de perder ante organizaciones europeas en las que el nivel de imbricación entre el mundo de la ciencia y la tecnología y el mundo de la empresa es muy superior al asturiano.

- ¿Cómo se engrasa la relación?

-De momento no cayendo en errores del pasado. Un ejemplo: el desarrollo de los centros tecnológicos de Asturias se hizo al margen de la Universidad.

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